Hace una década (¡una década!) que The Pains of Being Pure at Heart irrumpieron en la escena indie neoyorkina, esa que entonces parecía no tener fin y traía sorpresas cada temporada. En el caso de la banda liderada por Kip Berman, estaba dentro de la ola de shoegaze y noise, pero sus canciones iban cargadas de una mezcla (perfecta) de alegría, nostalgia e inmediatez tan propias de los primeros 20s. Lo explica mejor su ya emblemática Young Adult Friction.
El grupo ha cambiado, los integrantes han variado y Kip Berman es un padre treintañero que sale demasiado serio en las fotos promocionales. Sin embargo, sigue lanzando enormes canciones que reflexionan sobre su nueva fase vital y, cómo no, ese gran salto que se vive en una década.
The Echo of Pleasure, el disco que traen a la Sala Bikini, continúa explorando nuevas sonoridades con mayor protagonismo de teclados y una producción más pop, menos centrada en el muro de guitarras inmediato que marcó sus inicios. El resultado es reconocible, pero huye de recrearse en viejas glorias y deja un estupendo cuarto disco. ¿Cuántos grupos considerados generacionales pueden presumir de conseguirlo? The Pains of Being Pure at Heart sigue siendo un grupo especial que nos sigue lanzando himnos 10 años después, ¡ve a comprobarlo a la Bikini!
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