Las manos buscan una piel. El cuerpo busca calor, movimiento. La boca busca el habla.
La historia, la rueda. Lo irreconocible en su crisálida.
(Birgitta Trotzig)
Y mayo llegó con algo de lluvia, que parecía un milagro. La piel era un refugio, pero, ¿qué piel? Callejeábamos en busca de la llave y la llave aparecía cuando menos lo esperábamos. El habla extendía sus ramas por los cuerpos, los lugares. Era dulce, tenía los ojos un poco traviesos. El habla lucía lánguida y a ratos crecía y bromeaba y arriesgaba. El cuerpo se desprendía de su abrigo: se plegaba, se escindía. Más tarde, en la calma, escribía sobre escribir y les hablaba sobre ese momento espléndido de llegar, de rendirse, de cartearse.
Y el tiempo se estiraba firme fuerte firme, hasta hacerse de nuevo lluvia, y resbalarse, dice Laura y todo el equipo de Le Cool Barcelona.
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Portada de Olga Rivaud