La novela da comienzo desde la perspectiva de Abie, un niño de cuatro años con espíritu aventurero que se dispone a explorar el bosque con su escopeta de juguete. No muy lejos, oye a una pareja ‘queriéndose’ e intenta no acercarse porque sabe que se llevaría una buena bronca si los interrumpiera. Para su sorpresa, lo que encuentra es un hombre con la cara ensangrentada. Albert Wiles es un hombre retirado que ha arrendado una cabaña en el bosque. Día tras día se levanta con el mismo objetivo: cazar conejos. No se le da muy bien y, en su lugar, dispara por accidente a ratas, erizos o bolsas. Ese día, cree que por error ha disparado al hombre de la cara ensangrentada y, preso del pánico, decide esconder el cadáver. En medio de la faena, pasa una mujer por allí. Ésta, que ni se inmuta ante la escena, decide invitarle a un té y se marcha. Mientras Wiles busca un buen escondite, aparece Abie con su madre, que también reaccionará de manera curiosa ante el muerto. A partir de ese momento, se sucederán una serie de personajes a cual más estrambótico.
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