Sueños y secretos de… Héctor Castells

Aleix Vergés, aka Sideral, es en buena medida el culpable de que tú escuches lo que escuchas en Apolo, Razz y demás clubes de Barcelona. Durante años, como residente de Nitsa, su nombre fue sinónimo de la noche en la ciudad. Fue un mito. Pero, como suele suceder a los mitos de la música, Sideral nos dejó antes de tiempo, concretamente hace siete años. Y ahora, su amigo de la infancia, el periodista y escritor Héctor Castells, rescata su leyenda con la biografía “Sideral, estrella fugada”, que se presenta el jueves 12 en Be Cool.

¿Cómo conociste a Aleix Vergés? 

Nos conocimos una mañana de setiembre del 87. Mi padre le embistió a dos por hora con su coche destartalado a la entrada del colegio. Era el primer día de Aleix. Fue una colisión irresistible. Nos hicimos colegas al segundo, en el capó.

Generalmente se dice que Sideral no era un gran dj, pero aun así se convirtió en todo un mito de la electrónica. ¿De dónde vino su su éxito?

Si no hubiese sido un gran Dj esta entrevista no existiría. Lo que pasa es que empezó de cero y que nunca tuvo dos platos. Las sesiones de Aleix eran un puto viaje. Eran sorpresa, aventura y empatía, que son las virtudes por las que cualquier dj mataría. La técnica llegó con los años, pero era lo de menos.

Dices que Aleix vivía y creaba para los demás. ¿Por qué?¿Cómo se manifestaba eso?

Se tiraba días pintando cuadros. Y luego llegabas a su casa y te los regalaba. Grababa cassetes pensando en Ana, pinchaba para Leire. Siempre había un nombre propio al final de cada impulso creativo. Y hubo montones. Constantemente. Y nunca estaba solo. Su vida fue un desafío contra la soledad y contra el silencio, las SS de su pánico.

¿Qué encontrará el lector en “Sideral, estrella fugada”?

Una historia de ilusión y de vehemencia. De miedo y de adolescencia. Una biografía que es una novela y una novela que es una poesía. La vida de alguien que brilló con doble intensidad, y de muchas personas que le vivieron, que le padecieron y que le sintieron desde una noche de los setenta hasta otra que no se terminará nunca.

Han pasado más de siete años tras la muerte de Aleix. ¿Por qué has elegido este momento para lanzar su biografía?

Había que dejar que corriera el aire, que el dolor cambiara de forma, que su familia estuviese preparada. Dicen que nuestras células nacen, se reproducen y desaparecen en ciclos de siete años. Será que la biología nos lo ha susurrado.

¿Cuánto has tardado en escribir el libro? ¿Cómo ha sido el proceso?

Ha sido un año y medio de curro. Arranqué con las entrevistas. Y a los nueve meses, cuando ya no me cabían más voces en la cabeza, me puse a escribir.  Finales de mayo. O a principios de junio. Hasta el viernes 13 de septiembre.

¿Ha sido duro para ti a nivel emocional?

Ha sido muy intenso. Este libro se lo debía. Aleix me rescató al morir mi padre. Y me abrió todas las puertas. A medida que las páginas se sucedían me empezaron a entrar unas ganas muy razonables de no dejar de escribirlo nunca. Y en eso estoy.

¿Nos cuentas un sueño?

Es un sueño que se llama literatura. Yo llevo el timón y Aleix sopla sus velas desde el infinito. Y cortamos el mar. Y volamos. De aquí a la eternidad.

¿Y un secreto?

Los secretos no existen. Existe el misterio. Cada día. Sin parar.

/Entrevista por Samuel Valiente

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