Para todos aquellos que nos sentimos barceloneses, sea de toda la vida o adopción, hay algo de esta ciudad que “ilumina”. Nos remontemos a la época que sea, encontramos historias que se repiten. Quién no conoce la vinculación de Picasso con el restaurante “ELS 4 GATS”. Lugar de encuentro de artistas donde el pintor tuvo ocasión de presentar sus primeras exposiciones. Al final, simplemente eran unos colegas de aquella generación modernista que amaban lo que hacían. Hablar de Barcelona y de su evolución, también es recordar las Olimpiadas del 92, cuando un grupo, los Manolos, decidieron sin tener ni idea del éxito que iban a tener, escribir “Amigos para Siempre”, un tema relativo a la época que estaban viviendo, creciendo en multiculturalidad… Ese saber hacer de “esos amigos” contagiados por el espíritu de la ciudad se ve plasmado en muchos ámbitos. Y en la gastronomía, tal vez, en el que más. A inicios de este siglo, algunos empezamos a aterrizar desde varios lugares, y muchos nos quedamos, motivados por la magia de la urbe. ¡Y así empieza todo!
Me he encontrado con un ejemplo de lo que podría ser otra historieta. El restaurante BEAM, donde nada más entrar se respira esa esencia de la Barcelona efervescente. Todo empieza con un grupo de amigos, de Brasil, México e Italia, que abren un restaurante. Eso sí, con preparación y dedicación, aportando lo mejor de sí mismos e integrando, a la carta, componentes de aquí. Imaginaros un lugar donde la Chef, Ester Leme, de Londrina, la tercera ciudad del sur de Brasil, llega con las maletas cargadas de lo que aprendió en su tierra natal y una gran preparación como nutricionista. Aquí, sigue llenando su equipaje, al estudiar en la escuela Hofmann. Se reúne con Angelo Bianchi, italiano, de Cremona, que estudió “Ciencia y tecnología alimentaria” y que es un gran apasionado de los entresijos de los ingredientes. Se juntan con Germán López, un hostelero consagrado, con el arte en sus venas, que vino de la inspiradora Ciudad de México y recibe a la clientela como en su casa. De hecho, así lo transmiten los tres simpáticos gerentes.
Pensad que a esto se le añade que el diseño del local ha sido realizado por el pintor belga Philippe Boonen cuyo leitmotiv podría ser hacer feliz. Es lo que percibimos al entrar al local, decorado con elementos tropicales que transmiten buen rollo. Ese background se plasma en las amplias propuestas de la carta, en la versatilidad del Brunch. Destacamos: Huevos Benedict y el Açai Bowl. Desde Brasil, un fidedigno Bobo de gambas. Plato típico a base de leche de coco, yuca, aceite de dendê, farofa y arroz blanco. ¡Lo clavan! Desde México, unos acertadísimos tacos estilo ensenada: bacalao rebozado en panko, con ensaladilla de zanahoria, col lombarda, guacamole y mayonesa de chile chipotle. Desde Italia, Gnocchi vegano al pesto rojo con piñones y albahaca… Entre otros, hamburguesas, una gran selección de zumos naturales y cócteles de calidad. Aquí, vais a encontrar especialidades, tal y como se harían en su lugar de procedencia. ¡Servidos con creatividad, sin perder su esencia! Lo mismo sucede con las tapas de toda la vida. ¿Y si os digo que las patatas bravas son de las mejores que he probado?
Como buenos barceloneses, aman la cultura. Organizan noches musicales, con cócteles y platos especiales. El próximo sábado 19, ofrecerán la actuación de Susana Torregrosa y Oriol González. Sólo queda deciros que tratéis de pronunciar BEAM… Exacto, BIM: Brasil, Barcelona, Italia y México. Barcelona es esto. Tener varias opciones en un mismo lugar, disfrutar con lo que se hace y poder compartirlo.