Viene una pandemia y de repente nuestra rutina, nuestra vida, lo que hacíamos como autómatas, se paraliza y nos pilla de nuevas. Nos vemos confinados en casa, solos, o con la familia. Y en ambos casos nos damos cuenta de lo que nos cuesta vernos en ese encierro y hacemos cualquier cosa para huir de ella. Memes, videollamadas, cursos, retos… De repente tenemos miedo a esta situación.
Todo se reordena en nuestra escala de prioridades individuales y como sociedad. La gente prefiere tener un rollo de papel higiénico al último smartwatch. La empresa en la que echaste tantas horas ahora te hace un ERTE. Ese beso que dejaste para otro momento, ahora no lo puedes dar. Todo lo que era ocio y cultura, ahora se reduce a las series de Netflix y los libros que tengas en casa. Y el tiempo que pedías para liberarte y hacer todas esas cosas que deseaste, ahora se convierte en una pequeña condena.
¿Estamos preparados como sociedad e individuos para los cambios o somos animales de rutinas?
Hoy veía el video de dos niñas con una enfermedad rara, Piel de mariposa, decían “Nosotras llevamos cuatro meses sin salir de casa encerradas. ¿Y vosotros con una semana de encierro os quejáis?”
Esta pandemia es una oportunidad como sociedad para recuperar todo lo bueno que está surgiendo. La solidaridad, la colaboración, el preocuparse por el otro, cuidarnos y llamarnos. Valoramos la ausencia de los que habitualmente nos rodean, somos conscientes de presente y el mañana es un futuro incierto, nuestra salud y la de los otros es nuestro mayor tesoro. Los influencers en este momento no están en Instagram. Van a trabajar cada día, sabiendo que corren un riesgo para que los demás podamos tener una cierta seguridad. Los ídolos de futbol, han quedado relegados a quienes pasaban inadvertidos y que se están contagiando ayudando a la recuperación de los enfermos. Estamos aprendiendo esta difícil lección en una sociedad que estaba más preocupada por los seguidores que tenía en sus redes.
Pero lo peor está por venir. La sombra de esta pandemia, golpea dos veces, sin duda las consecuencias económicas de todo esto. Cuando pasemos habrá que volver a ser solidarios y colaborativos de otra manera: brindar con los amigos en los bares, llenar las salas de los teatros, cines, festivales… En definitiva, reactivar entre todos a la larga sombra de esta pandemia que dejará otra clase de víctimas.
La pandemia pasará, ya lo veréis. En vez de salir a los balcones, saldremos a las calles. Los challenges serán llenar exposiciones, teatros y salas de cine. Los conciertos en streaming darán paso a los conciertos en directo y festivales. Tendremos esas conversaciones en vez de por Zoom, en un bar. Volveremos a llenar los parques ahora más limpios de todos los que deseen disfrutar de cuanto les rodea. Leeremos nuevos libros que habremos adquirido en un paseo por la ciudad. Y con esos nuevos gestos, aprendidos durante la cuarentena, volveremos a acabar con esta otra gran pandemia.
Estamos ante un momento para reinventarnos, porque será difícil que todo vuelva a la última versión guardada de nuestra vida tal y como la conocíamos. La clave de nuestro futuro siempre estará en nuestras manos. // By Dani Jota