Qué hacer cuando no sabes qué hacer

He perdido la cuenta de las veces que me he encontrado en una situación complicada, con retos grandes a superar, y con una necesidad importante de poder canalizar mi energía y mover la ficha, avanzando hacia días mejores.

Seguramente a ti también te ha pasado, ¿verdad?
Lo que sucede es que las pruebas no vienen normalmente con una clara solución, sino vienen con un infinito de posibilidades y opciones. Y de ellas muchas son opciones válidas e interesantes, que pintan que podrían ser LA solución. ¿Pero cómo lo puedes saber cuál escoger?

Y ¿cómo puedes salir del bloqueo emocional, lo que genera el parálisis y la inacción cuando tanto deseamos la acción y el movimiento hacia la solución?

Son dos temas a tratar. Por un lado quiero compartir contigo lo que hago cuando no sé qué hacer. Cuando veo, o no, las opciones pero no sé cuál escoger. Y por otro lado quiero comentar cómo me muevo desde la parálisis, el bloqueo y hacia la acción.

Pensar es una arma de doble filo
De entrada me he dado cuenta que pensar puede jugar tanto a mi favor como en mi contra. Con lo cual es relevante entender cuándo es el momento de pensar y cuándo es el momento de NO pensar, y actuar. Hablo de un pensar que es poco constructivo, que es más un dar vueltas a las cosas que encontrar claridad. Ese pensar representado por la voz interna, que viene desde las entrañas del miedo, y que se dedica a criticar, a ver las dudas y el lado negativo. Es un pensar que sirve, sin duda, para ver desde los diferentes lados y ángulos el tema a tratar, pero… no es un pensar que nos sirva para movernos adelante y salir del bloqueo.

Con lo cual, el primer apunte: Hay que separar el pensar y la acción.

Al separar el pensar y, de allí la reflexión y, a posteriori, la planificación, puedo establecer los pasos que voy a tomar para irme acercando hacia donde quiero ir.

Me dedico a pensar hoy por la tarde/noche, y voy apuntando los pasos, o simplemente el primero paso, que he de tomar para moverme. Planifico lo que voy a hacer mañana. Y me acuesto sabiendo que mañana ya tengo claro las cosas que he de hacer, y confío en que lo he planificado de la mejor manera que he podido con el conocimiento y capacidad que tengo, y que mañana será un día mejor.

Me levanto por la mañana y sigo el proceso, los pasos detallados el día anterior. Y me dedico plenamente, con una conexión total, a realizar paso por paso. Sin dudar, sin reflexiones profundas, y apagando la voz interior que sé que quiere interferir. Así tengo una fórmula que me da tranquilidad y conexión total con lo que hago. Hago, no pienso.

De nuevo por la tarde me permito reflexionar sobre cómo me ha ido el día, el resultado que he obtenido, y ajustar mi plan y los pasos que he de tomar el siguiente día. Incorporo mis reflexiones y de nuevo entro en tener fe en que lo que hago, y lo que haré, me mueve hacia donde quiero ir.

Es un proceso sencillo y a la vez muy eficiente. Me permite conectar con lo que hago, tener pensamientos relacionados con ese hacer, y la voz nerviosa interior se calma.

Un ejercicio de 15 minutos que te puede cambiar la vida
Te recomiendo que lo intentes. Hoy mismo. Toma 15 minutos y piensa en algo que quieres mejorar, o algo que deseas lograr. Y detalla los 3-5 pasos que podrás tomar para irte acercando a ello.

Pero, ¿qué hago si no sé ni siquiera qué quiero lograr? ¿Qué hago si no tengo claro lo que podría mejorar para sentirme mejor?

Son buenas preguntas, y de nuevo son dudas que he tenido más veces en mi vida de las que puedo contar. Hay dos “tácticas” potentes, 100% basadas en la acción, nada de pensar y nada de seguir dándole vueltas.

Tácticas para moverte desde donde estás hacia donde quieres ir
Primera táctica: deja de pensar en ti. Deja de pensar en lo que tú quieres, lo que tú deseas, y empieza pensar en los demás. Es una táctica potente para salir de tu propia cabeza y tener empatía con los demás, que por sí mismo es fundamental para ver que “ostras, no soy el único que vivo un momento difícil”, si no que los hay los que lo tienen igual o incluso mucho peor.

La fórmula clave para tener éxito
También esa fórmula de dejar de pensar en uno mismo y pensar en los demás y sobre todo, en cómo puedo yo ayudar a los demás, es la fórmula clave para tener éxito en la vida. Es la fórmula que hay detrás de cada empresa con éxito, cada ser humano real y plenamente feliz. Es la manera en que puedo recibir el máximo retorno, emocional y financiero, del mundo.

Para poder realmente dejar de pensar en mí he de salir de mi casa, y verme con gente. Conocidos o no. Y dedicarme plenamente a escucharles. A hacer preguntas y escuchar, esa escucha profunda que se genera cuando no piensas ni remotamente en ti, sino 100% en la otra persona. Verás cómo se genera una conversación profunda con mucha riqueza. Además es fundamental tener claro que no se trata de venir con respuestas y soluciones, sino simplemente de escuchar. Tener empatía y comprensión.

Tira hacia lo que te tira
Por último quiero compartir otra táctica que me funciona siempre que no sé qué hacer. De las posibles opciones que tengo siempre busco la que más me gusta. La que realmente me apetece. Si no sé cual es, cierro los ojos y me pregunto, “De las opciones que he visto, ¿cuál es la que más me apetece hacer ahora mismo?

Y la suelo ver enseguida. Sino, tomo a la persona que tengo a mi lado, y le pido que me escuche y en voz alta voy repasando el reto o la oportunidad que tengo entre manos, y comento las opciones. Al hablarlo en voz alta lo saco de mi cabeza y se me activa el cerebro en tal manera que las opciones se manifiestan con más claridad.

Resumiendo
Si no sabes que hacer, opta por la opción que te guste más, la que te haga sentir mejor.
Si no sabes cuáles son tus opciones, busca a alguien con quien puedas compartir, y pide que te escuche, y verás cómo se te enciende la mente y las opciones aparecerán.
Si te encuentras de muy bajo ánimo, sal a la calle, busca alguien con quien hablar y haz el esfuerzo de dejar de pensar en ti, y dedícate únicamente escuchar al otro. Repite el proceso con todas las personas que necesites para recuperar tu ánimo y tu foco. Simplemente estar al servicio de la otra persona, escuchando, sin juzgar, sin ofrecer respuestas, sino solamente empatía y comprensión.
Si tienes demasiadas opciones y no saber por dónde empezar, busca la opción que puede tener el mayor impacto sobre las otras opciones. Busca el efecto dominó, y pon tu foco en tumbar la primera ficha. Así verás como todas las demás se mueven también hacia adelante.

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