Cuando llegas a uno de los retiros que organizan los coaches Philippe Bartu y Juanjo Quesada, te reciben con esto: “En tres días el problema más difícil de tu vida puede desaparecer. Te proponemos ese reto”. En ese lapso de tiempo, dicen, los conflictos desaparecen o somos capaces de ver la solución que estamos buscando. En Le Cool nos interesamos y hablamos con ellos para saber más.
Date de baja en el gimnasio, guarda la colchoneta de yoga en el armario, deja de meditar. Para ser feliz no se trata de aprender nada: ni fórmulas mágicas ni prácticas arriesgadas. Eso se acabó. Los coaches Philippe Bartu y Juanjo Quesada plantean, más bien, que lo que necesitamos ahora es vaciarnos, liberarnos de conceptos para dejar que la naturaleza, sabia, actúe en nosotros. Tal y como lo hace cuando “se encarga” del crecimiento de un árbol o de cicatrizar una herida. Vaciarnos y destronar un poco a la mente porque, dicen, el pensamiento analítico, en la mayoría de los casos, no hace más que obstruir en el camino hacia el éxito. Hacia la claridad, la creatividad y la confianza, que nos son innatas.
—¿Hay que acabar con la mente, entonces, para lograr la plenitud? — preguntamos.
—No, lo que hay que hacer es entender la mente. Nadie nos ha explicado nunca cómo funciona— empieza Philippe.
Philippe habla desde el bar de un hotel barcelonés, donde hace Le Cool la entrevista. El coach suizo descansa su cuerpo largo en un asiento mullido y se le ve tan plácido y relajado que uno pensaría que todo le va bien en la vida, y que siempre fue así.
Pero no: hace ocho años, sin ir más lejos, Philippe era completamente otro.
Vivía en Lisboa y era un hombre de éxito: una mujer hermosa, una casa espléndida y un negocio boyante. Pero de fondo siempre latía un estado de estrés. Un día, mientras despedía en la puerta de su restaurante a un cliente satisfecho, sintió que se desvanecía. No era el primer desfallecimiento que sufría Philippe, ni el segundo. Su cuerpo ya se había quejado antes, pero aquel tercer aviso funcionó de bisagra definitiva:
Cuando salió del hospital lo dejó todo (novia, trabajo, ciudad), hizo borrón y cuenta nueva, viajó durante dos años y, finalmente, entró en contacto con el mundo del coach. Se graduó en el Coaches Training Institute (CTI) y desde entonces, lo tiene muy claro. Su objetivo parece sencillo pero es todo esto: ayudar a la gente a dejar atrás el estrés para conectarse con su potencial interior y así encontrar soluciones creativas a sus problemas.
“El estrés no es más que mucho pensamiento negativo”
—¿Qué es el estrés?
—Mucho pensamiento negativo. O más bien: identificarse con todo ese pensamiento negativo.
—¿Y cómo hago para deshacerme del estrés?
—Tienes que darte cuenta de que tú no eres los pensamientos. Y que son tus pensamientos los que están creando tu estado emocional en este momento. Tú eliges si creértelos o no.
—Bueno, a veces es difícil. Me acabo de quedar sin trabajo, ¿qué hago?
—Cuando se da un problema en nuestras vidas solemos “contarnos historias”. Seguramente te dará miedo no tener dinero suficiente, no encontrar un nuevo trabajo, el desprestigio social… mil consecuencias. Pero ése no es tu presente: te estás dando información del futuro, aunque en realidad, en ese momento, no sabes qué va a pasar. No tienes ni la menor idea. Sin embargo tu mente no soporta la incomodidad de desconocer qué va a ocurrir, entonces siempre hace conjeturas.
“Las adicciones son intentos de resolver con una solución visible un problema invisible”
—Para aliviarme, ¿no vale tomarme unas cervezas? ¿o ir a correr y segregar un buen chute de endorfinas?
Para contestar, Philippe explica que en 2014 hizo un taller con el coach Jamie Smart, famoso por el enfoque psicológico que plasma en su libro Clarity, y que para él mismo fue toda una revelación (“me cambió la vida para siempre”). Entre otras cosas, Smart explica cómo las adicciones son intentos de resolver con una solución visible un problema invisible.
¿Y qué es lo visible? El entorno físico, las actividades que uno realiza, las técnicas que aplica, sus objetos, la riqueza material, el status, las personas que lo rodean, etc. Entrarían dentro de lo visible la meditación, un yate, un premio, tu pareja… y también el deporte y una copa de alcohol. Este listado forma lo que solemos llamar las circunstancias y que erróneamente pensamos que son las que afectan y dirigen nuestras vidas.
Pero quien lleva el mando es, en realidad, lo invisible. Es decir, nuestra conciencia, una especie de iceberg gigante del que solo emerge el 11%. La mayoría permanece enterrada y actúa sin que nos demos cuenta. Por eso –sostiene Smart- son tan importantes nuestros patrones de pensamiento, nuestras creencias, pues se activan en silencio y en la oscuridad. Permanecen en las tinieblas si te pones las zapatillas o te vas al bar. Y se desvanecen si los miras de frente para descubrir que no son.
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Como Philippe, Juanjo Quesada también tiene un pasado. Cuando era niño era un buenazo y en la adolescencia un macarra en toda regla que en sus noches álgidas se emborrachaba y hasta robaba coches. Lo cuenta a través de skype, desde Madrid, en la entrevista con Le Cool. Y también cuenta cómo más tarde el “mundo corporativo”, Apple, SAP, Microsoft, la tecnología, se convirtió en su ocupación en la edad adulta, hasta que un viaje a Oslo se cruzó en su camino y conoció, en el mismo workshop que Philippe, al coach Smart.
“En el encuentro con Smart no entendí nada, pero volví a Madrid sin rastro de estrés”
“El primer día Smart empezó a explicar en dos pizarras blancas cómo los seres humanos generamos nuestras experiencias en la vida: siempre de adentro hacia afuera, decía. Yo no entendía absolutamente nada. Lo intenté, pero cuando cogí el avión de vuelta a Madrid dos días después seguía sin comprender”. Una vez en su ciudad Juanjo se sintió muy raro, como si flotara. Estaba en paz, con alegría, sin rastro de estrés. “¿Qué me pasa?”, se preguntó.
—¿Qué te pasaba?
—Estaba en un estado alterado de conciencia que me duró tres semanas. ¿Dónde están mis problemas?, me decía a mí mismo. ¿Y mi vida de antes?
—¿Cómo aterrizaste de nuevo?
—¡No he vuelto de allí! En ese workshop entendí que no vivimos en un mundo de fuera, como creemos. Sino en un mundo de dentro. Es decir, no existe un mundo objetivo, sólo una realidad generada por nosotros mismos desde nuestro interior.
—¿No existe esto que llamamos realidad?
—La realidad es un escritorio tridimensional que sirve para moverse por la vida. Lo que estás viendo no lo estás viendo, es tu cerebro quien lo crea.
—Saber eso, ¿nos ayuda?
—¡Mucho! Dime algo que te estrese.
—Mi vecina es una pesada.
—Para solucionar el problema, tú seguramente buscarás cambiar a tu vecina. O, en otros casos, a tu pareja, tu trabajo, etc. Es decir, vas a buscar afuera lo que quieres que acabe con ese sentimiento interno de molestia. Pero si tú pretendes arreglar a todo el mundo para que cuadre con tu imagen mental, no vas a acabar en la vida. Es imposible.
—¿Y entonces cómo hago?
—Darte cuenta de que todo es una ilusión. Las cosas de fuera no te están haciendo nada. Lo único que sientes es tu mundo de pensamientos. Cada persona vive en una versión del mundo, de la que no puede escapar.
“Cuando en una película matan a alguien, ¿cuántas veces sales corriendo del cine para llamar a la policía?”
—¿No hay manera de salir?
—No. Pero esto es como una película, hay momentos buenos y malos. Cuando vas al cine y en una película matan a alguien, ¿cuántas veces sales corriendo para llamar a la policía? ¡No te lo crees!
—Y entonces si me cortan una pierna, matan a un amigo o me quedo en la bancarrota, ¿me siento y respiro?
—Hay gente que, frente a un hecho dramático, se trauma. Pero otras personas se recuperan en dos meses. Lo que hacen es mejorar su experiencia en la vida.
—¿Y cómo se hace?
—Eso no te compete a ti —Juanjo mira a la pantalla y respira profundo—. Cuando te cortas, puedes hacer cosas para que la herida no cure. Pero si la dejas, sanará por si sola. Lo mismo ocurre con nuestra mente. Su estado natural es un estado de claridad. Si no la molestamos, si no nos aferramos con fuerza a un pensamiento negativo, ella estará trabajando para conseguir claridad. Con el cuerpo ocurre lo mismo: funciona para generar salud.
—¿Entonces hay que soltar el pensamiento negativo?
—Sí, verlo y soltarlo. Lo que te ayuda es entender que no hay que hacer nada. Si vives en el paradigma inside-out, de adentro hacia afuera, será más fácil. Cuando te das cuenta de que no es tu vecina la que te da malestar, sino lo que te genera por dentro y cómo lo experimentas, entonces, no hay nada que hacer. Me molesta mi vecina es un pensamiento, igual que lo es elefante amarillo. Si te das cuenta de esto, se va, porque no tiene sentido.
“El estado natural de la mente es la claridad”
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“Philippe me enseñó cómo soñar a lo grande y tener confianza en mis propias habilidades y usarlas para crear la vida que quiero”, dice en su web una de sus clientes, entre los que hay emprendedores o ejecutivos que han logrado cambiar de carrera, aprender a decir que no, mejorar sus relaciones o ganar liderazgo en la empresa. El abanico es amplio. “Han vivido cambios internos muy fuertes que, a su vez, han provocado grandes transformaciones en el exterior”, dice el coach. (De nuevo, el inside-out).
Los testimonios de algunos clientes de Bartu y Quesada
También en su web dice Juanjo que “todas las personas tenemos todo lo que necesitamos para tener una vida plena”. Y entonces, ¿para qué un coach? “El poder de transformación está en el cliente”, dice. “En las consultas, en los retiros, solo creamos las mejores condiciones para que esa transformación se dé: por un lado, establecemos una dirección para que te des cuenta de que el 100% de tu realidad proviene de tu interior. Y, por el otro, creamos un estado mental adecuado para que lleguen los insights. Un estado mental meditativo, sin ruidos en tu cabeza, de donde surgirán nuevas ideas creativas que te permitirán elegir el mejor camino para tu vida”.
Ana Claudia Rodríguez es periodista y autora del blog “Y si de repente” (www.ysiderepente.com) en el que afronta diferentes retos y los cuenta en primera persona.