“Un fin de semana. Un pueblo abandonado en reconstrucción. Una pausa para empezar con la carrera que siempre has soñado”. PandoraHub lanzaba este irresistible aviso en enero de este año: invitaba a asistir a un curso diseñado para reinventarse profesionalmente y desbloquear los miedos del proceso. El encuentro –decía su web- sería en un pueblo diminuto del Pirineo Catalán en plena reconstrucción. Sin dudarlo, fuimos. Y allí vimos y escuchamos un montón de cosas. Además, entrevistamos a la creadora del proyecto, Diana Moret.
La última vez que alguien vivió en Solanell fue en 1972. Fue el año en el que los dos últimos hombres –dos hermanos- tiraron la toalla y dejaron vacío este pueblito cátaro de la provincia de Lleida. Su último día dejaron atrás un silencio abismal y bajaron por el mismo camino de tierra que hoy nosotros recorremos en dirección contraria. Poco antes de llegar, desde el coche, vemos un cementerio ocre de esqueletos en ladrillo: son las casas abandonadas que trepan por la montaña y resisten el tiempo.
“¡Bienvenidos!”, dice Diana, apenas apagamos el motor. Acaba de salir de uno de los pocos edificios habitables del pueblo. Un grupo de aventureros compró algunas de estas casas en la última década y desde entonces se encargan de reconstruirlas poco a poco. Este fin de semana PandoraHub llena el espacio, pero en general el ritmo es lento y la presencia humana escasa. Ahora están contentos en Solanell porque en primavera abrirán por fin un albergue para visitantes y las prisas se notan alrededor: hay picos y palas, andamios y carretillas. Y si levantas la mirada, el paisaje del valle es espectacular.
“¿Qué mejor lugar que la naturaleza para venir a inspirarse para un cambio?”, nos dirá Diana después. “Es el escenario ideal para coger fuerzas y empezar tu propia reconstrucción”.
Al día siguiente, una decena de “alumnos” la escuchábamos atentos. Sabíamos por qué estábamos allí; de alguna forma todos se identificaban con el reclamo del curso: “Tu trabajo no te motiva 100%, quieres probar cosas nuevas, empezar una nueva vida, más auténtica, más genuina. Estás esperando el momento para reinventarte como persona pero también como profesional”.
En el aula con vistas a la valle, tenía a mi derecha a Jean, un joven empresario que después de siete años buscaba el modo de cerrar su empresa y volver a ilusionarse con otro proyecto. A mi izquierda, miraba curiosa Isa, una treintañera harta de trabajar en una consultoría y con muchas ganas de viajar. Isa –decía- quiere cambiar de rumbo pero no sabe hacia dónde. Quiere libertad pero también tiene miedo.
Según las recomendaciones de Diana, ambos estaban en el lugar perfecto. El primer paso, estaba cumplido: “Cuando estás en un momento de bloqueo, en el que cuanto más te esfuerzas menos te surgen las ideas, lo mejor es irse y si es a la naturaleza, mejor. O por lo menos, eso es lo que me ha funcionado a mí. Muchas veces es el propio entorno el que te atrapa. Y al salir te oxigenas, tienes otras perspectivas y puedes conocer a gente inspiradora”.
Hay que pararlo todo y empezar a escucharse a uno mismo. Empezar a utilizar el corazón para decidir y la razón para planificar. Y hay que rodearse de las personas adecuadas.
Todos tomábamos nota.
“Cuando estás en un momento de bloqueo, hay que pararlo todo y empezar a escucharse a uno mismo. Y hay que rodearse de las personas adecuadas”
Diana hablaba con conocimiento de causa. Hace menos de un año creó Pandora Hub, una iniciativa de reactivación de zonas rurales y recuperación de pueblos abandonados, que pretende unir modernidad y tradición a través de la emprendeduría, el co-working, el co-living, la permacultura y la vida sana. Más tarde, en la entrevista, dirá Diana: “PandoraHub responde a una visión muy personal de lo que es el éxito para mí: pasar más tiempo en contacto con la naturaleza, rodearme de personas buenas e inspiradoras y realizar proyectos en los que crea y que tengan un impacto social para la sociedad”.
Con esos tres pilares, PandoraHub es el presente de Diana. Pero hace unos años, su vida era otro mundo.
Mucho antes, su versión adolescente ya había intuido sus pasos. A los doce años el pensamiento era nítido: “Voy a estudiar Publicidad y voy a usar el discurso creativo para luchar por la movilización, por el cambio social, ¡por la revolución!”.
Diana cumplió. Pero al poco salió rebotada de la universidad. Y a sus 25 años decidió montar una ONG. Dj’s Contra el Hambre, que unía música y solidaridad: gracias a los fondos que obtenían de la organización de un festival de electrónica, creaban proyectos solidarios para jóvenes en riesgo social.
—Dj’s Contra el Hambre me permitió mezclarlo todo. Yo en ese momento era dj y antes había trabajado en agencias de publicidad de Nueva York, en temas de creatividad y estrategia. Así que con este proyecto social uní toda mi experiencia durante cinco años. Fue muy gratificante. Para mí esto está muy relacionados con Pandora Hub, es un poco mi sino: hacer lo que yo sé hacer, con gente que también se apasiona por su trabajo, para provocar un bien común. Es exactamente lo mismo.
A los 25 años fundó la ONG “Dj’s Contra el Hambre”, que unía música y solidaridad
—Pero esta vez orientado sobre todo a la naturaleza. ¿Hay que volver a lo rural?
—Si te pones a analizar un poco el momento en el que vivimos verás que ahora mismo en las ciudades cuesta mucho vivir bien, en todos los sentidos. Dicen los estudios científicos que nosotros venimos de la naturaleza, y que algo debe haber en nuestros genes porque cuando estamos allí nos sentimos en nuestro elemento. Y automáticamente nuestras neuronas, nuestro metabolismo, todo, funcionan de otra manera. Yo te puedo decir que funciona, porque en momentos de cero inspiración, de saturación, he encontrado muchas respuestas estando en el campo, en un bosque, en la montaña. El otro día leía un artículo en National Geographic: decía que muchas universidades estadounidenses han comprobado que la naturaleza nos hace más felices, más sanos y más inteligentes.
“En National Geographic se publicó un estudio científico: decía que en la naturaleza somos más felices, más sanos y más inteligentes”
—¿Te imaginas esa vuelta a la naturaleza como un cambio radical?
—No. Yo no me imagino algo radical. Yo nunca podría para vivir para siempre en ningún lado. Ni siquiera en un paraíso. Personalmente me siento anclada a mi barrio, pero emocionalmente. Por eso me planteo las estancias de un mes, tres meses… Lo que sí quiere PandoraHub, cuando tenga una red de pueblos con los que llevar a cabo proyectos como éste de Solanell, es montar una estructura. Quizás por una Tarifa Plana al año puedas tener acceso a diez mil lugares rurales para visitar según disponibilidad y según lo que hayas pagado al mes.
—Volviendo a tu trayectoria profesional, ¿qué pasó después de esos cinco años de Dj’s contrael hambre?
—Me encantó trabajar en la industria de la innovación social, pero decidí pasar a la industria IT para dominar los canales digitales y otras metodologías interesantes que ahora mismo estamos usando en PandoraHub. El plan era ése: estar allí, aprender, y llevármelo otra vez al mundo social. Es donde estoy ahora mismo: volviendo. Pero la verdad es que no ha sido nada fácil volver (risas).
—¿Por qué?
—Yo trabajaba en grandes consultorías, para grandes clientes. Tenía una seguridad, una carrera, un sueldo. Pero el año pasado tuve que renunciar a muchas cosas. Fundar PandoraHub viene de muy atrás, de mi necesidad de conseguir que mi día a día tuviera un sentido para mí en su totalidad. Y de recuperar mi libertad. Necesitaba construir una forma de vida que respondiera 100% a lo que me gusta hacer.
“De repente cortas el cordón umbilical, con todo el riesgo que eso supone y piensas, dónde acabaremos, pero sabes que la experiencia vale la pena”
—¿Cuáles fueron los principales obstáculos que encontraste en ese camino de vuelta?
—Primero, yo misma. Cambiar el chip. Apostar por mi libertad para mí ha sido lo más dulce de hacer y lo más difícil. Porque al final hacer lo que te gusta, o emprender no significa ser 100% feliz, significa escoger otro tipo de problemas con los que lidiar. No significa que renuncio a la seguridad y todo va a ir bien. No. Significa que prefiero recuperar mi libertad y arriesgarme.
—¿Y qué hacías en los momentos de duda o miedo?
—Meditar, hacer deporte, yoga… y rodearme de personas que me flipan mentalmente, que me estimulan y me hacen pensar “estoy en casa”. Gente que también ha salido fuera de la matrix y comparte en cierta manera tu forma de ver la vida. De repente cortas el cordón umbilical, con todo el riesgo que eso supone y piensas, dónde acabaremos, pero sabes que la experiencia vale la pena. Por eso en los momentos complicados tienes que evitar el ruido, intentar escucharte. Y hacer cosas que te gusten y buscar premios a tu decisión: A mí me reafirma mucho aprovechar al máximo mi libertad y trabajar… no sé… ¡con los pies en la arena por ejemplo!
—Suena bien. ¿PandoraHub te ayuda a hacer ese cambio?
—Atendemos a profesionales en transición que necesiten asesoramiento y acompañamiento en el cambio, y también a empresarios que quieran entrenarse en gestionar la incertidumbre y los propios errores de reinventar su sector, o a directores de equipo que quieran reforzar sus habilidades para gestionar personas, voluntades e intenciones. Pero sobre todo estamos centrados en las start-ups: queremos darles herramientas para que sean independientes a la hora de tomar decisiones y a la hora de crecer, sin esa necesidad imperiosa de captar inversión. La mayoría de las veces nos fijamos solo en lo que no tenemos y en lo que no podemos hacer, pero nosotros proponemos analizar bien los propios activos y ponerlos en valor, para después estudiar qué hay afuera que pueda ser de utilidad y provecho, sin necesidad de inversión externa… de bajarte los pantalones. En general empujamos al cambio. Queremos que la gente haga lo que le gusta y donde le apetezca hacerlo. ¡El sacrificio ya no! Para mí el sacrificio no sirve, lo estado usando mucho tiempo, he conseguido muchas cosas, pero… Yo prefiero el esfuerzo por algo que te gusta de verdad.
Si quieres saber más sobre PandoraHub y sus proyectos, visita su web aquí.
Ana Claudia Rodríguez es periodista y autora del blog “Y si de repente” (www.ysiderepente.com) en el que afronta diferentes retos y los cuenta en primera persona.