Stuart Jones es el fundador de Coworkation, un proyecto que busca unir dos conceptos que parecen antagónicos: vacaciones y trabajo. Para demostrar que es posible este matrimonio imposible, organiza retiros motivacionales en lugares “increíbles”. ¿Se terminó entonces trabajar desde una oficina, ocho horas al día? Jones dice que sí, y que ya va siendo hora de que tomemos las riendas de nuestra vida: debemos trabajar donde queramos, cuando queramos, con quien queramos y haciendo lo que nos apetezca. En Le Cool lo probamos. Fuimos tres días a un monasterio del siglo XIII al pie del Montseny.
Una mañana, en 2013, el empresario Stuart Jones tomaba café en un coworking de Melbourne, en su Australia natal. Miraba distraído a la gente pero por dentro su cabeza entretejía un dilema. Stuart se preguntaba de qué modo podía evitar la soledad que había sentido tantas veces durante sus viajes: en los más de 70 países que recorrió (mientras también trabajaba) solo echó de menos una cosa. Formar parte de una comunidad.
—Yo necesitaba una tribu, un grupo de gente con la que relacionarme mientras viajaba —dice ahora en la entrevista con Le Cool–. Y me di cuenta de que la solución era tener un espacio de trabajo común con otras personas, un coworking. Eso te aporta comunidad.
Así, esa mañana, la fórmula inicial work + vacation (=workation) se modificó para Stuart. A partir de entonces la combinación ganadora sería coworking + vacation = coworkation. Lo tuvo tan claro que cerró el resto de sus negocios y se volcó de lleno en su nuevo emprendimiento. Al que llamó, naturalmente, Coworkation.
Registró la palabra (dice que en breve estará tan extendida que aparecerá en los diccionarios) y se puso manos a la obra: empezó a organizar retiros inspiracionales de coworking, en lugares “impresionantes” de cualquier parte del mundo. Su propuesta era clara: Tú (y otros como tú), tu ordenador y un entorno paradisíaco.
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Cuando el autobús se acerca al monasterio de Sant Salvi, en la provincia de Girona, las quince personas que van dentro miran curiosas por la ventana este edificio remodelado del siglo XIII. El grupo entra al recinto y, todos, sin excepción, sonríen al ver lo que tienen delante. Las montañas del Montseny de fondo, un campo con árboles (y hamacas), y una piscina con vistas. Sonríe Víktor, un eslovaco al mando de dos publicaciones; sonríe Claudia, que está a punto de lanzar una marca ecológica de cosméticos; sonríe Philippe, un coach que usa skype para hablar con sus clientes.
Todos vienen a este Coworkation de tres días (es el tercero que se celebra) a buscar inspiración, perspectiva, creatividad. Y también relax y diversión. Y el programa que para estos días ha preparado Stuart y su equipo está hecho para eso. Hay clases de yoga, charlas para afrontar el cambio o identificar los problemas en la empresa, o workshops para focalizarse en un ritmo de trabajo concreto. Hay tiempo libre, tiempo para trabajar, para pasear y para tomarse una cerveza al sol. Y también tiempo para escuchar a Stuart, que al borde de la piscina explica una tarde cuál es la filosofía que hay detrás de Coworkation:
Con las piernas remojadas en la piscina, el australiano empieza introduciendo el término “Location Independence”, que se refiere a la libertad para trabajar y vivir donde uno quiera. “Se trata de un estilo de vida en el que tú eres el arquitecto de tu propio destino y tienes la habilidad de vivir en tus propios términos”, dice Stuart. “El modo tradicional ya no es la única opción disponible: ahora puedes experimentar la vida y todos sus elementos como nunca antes”.
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Es el segundo día de este Coworkation en Girona y Stuart está sentado sobre la hierba. Tiene una copa de vino tinto en la mano y detrás una cadena de montañas.
— ¿Hace falta esto para trabajar bien? — preguntamos.
—No, no hace falta. Pero ayuda. Y no lo necesitas todos los días. Pero a veces, salir de tu entorno y estar en un lugar que te asombra y te produce bienestar, te lleva a un estado en el que es más fácil liberar la creatividad, motivarte e inspirarte con nuevas ideas o estrategias. También es un marco ideal para hacer contactos. Te sientes bien, estás abierto y eres más simpático [risas]. En medio de la rutina, en cambio, quizás no es tan fácil llegar a tu mejor versión.
—¿Nos cuesta a los españoles adoptar esta tendencia que une trabajo y placer?
—Yo creo que existe una cuestión coyuntural que os afecta, y es que la economía no va muy bien, hay un 20% de desempleo, los sueldos no son muy buenos y la gente no tiene demasiados ahorros. Además existe un factor cultural, porque históricamente los españoles no sois muy innovadores, a diferencia de por ejemplo los estadounidenses, que innovan hace mucho tiempo, en todo, y que en general viven en un ambiente de progreso continuo.
—¿Estamos un poco dormidos?
—Un poco sí. Muchas empresas españolas, catalanas, son muy antiguas, muy conservadoras. Y no están viendo ni aprendiendo las nuevas maneras de trabajar. Esto está cambiando, aunque creo que a España le costará un poco más que al resto del mundo.
—¿Qué crees que nos haría falta para acelerar ese proceso?
—Hace falta gente que hable de ello, que se expanda el mensaje sobre la necesidad de cambiar, de cuestionar ciertas cosas. La siesta, por ejemplo. Lo siento mucho, ya sé que es una cosa bonita y que a los turistas les encanta, pero no es la mejor manera de vivir. Antes tenía sentido, en las regiones del sur de España, en los pueblos pequeños, porque hace mucho calor, vas a casa, ves a tu familia, comes, descansas, y luego vuelves al trabajo. ¡Pero no lo traslades a la ciudad! La mayoría de la gente no se junta con su familia. Lo que hacen es irse a un restaurante y comer un menú de mediodía con los compañeros. Comen mucho, o se toman un vinito, y vuelven a su lugar de trabajo sin mucha motivación. Y luego llegan a casa muy tarde, y ya no queda tiempo para pasar en familia. Yo más bien estoy a favor de reposar cuando lo necesitas, pero no fuerces a la gente a decir: “Oye, dos horas a mediodía”. Eso no.
—La siesta es una cuestión más cultural, ¿y a nivel particular, qué crees que nos afecta más?
—Creo que aún existe una división muy fuerte entre el trabajo y el disfrute. O sea, aquí pensáis que tenéis que trabajar cierta cantidad de horas, y cuando termináis la jornada laboral, entonces puede empezar el disfrute, empieza la vida. No pensáis en que ambos pueden ir unidos.
— Claro. Yo le digo a mi padre que he estado trabajando desde una piscina y se reirá. Me dirá viva la vida, bon vivant.
—Pues, perfecto. Está muy bien que estés contenta y feliz y seguramente eso te va a ayudar mucho en tu trabajo y en lo que estás haciendo. Seguramente serás más productiva. La gente dice: “Mira, tú vas a la oficina, de 10 a 14h, luego dos horas para comer, luego vuelves…”. Y así cinco días a la semana, con alguien que te está controlando tu vida. Y la vida no está diseñada para eso. ¡Eres tú quien tienes que llevar las riendas de tu destino!
—Mi padre trabajó en un lugar fijo, con unos horarios concretos, también mi abuelo, mi bisabuelo… ¿Quizás es que tenemos miedo porque no tenemos referentes?
—Sí, pero vamos aprendiendo con el tiempo. El sistema actual es el que se desarrolló después de la revolución industrial, y eso ya no nos sirve: ahora nuestra sociedad, nuestras empresas, nuestro trabajo ha cambiado mucho. Hay gente que siempre está con miedo a la novedad y eso es normal. Pero el cambio es bueno.
— También hay cierta comodidad en delegar en el jefe la gestión del propio talento. A veces está bien que alguien decida por mí.
— Si tú eres un buen jefe dices, “oye, me da igual dónde y cuándo hagas tu trabajo”. Lo que quieres es que el trabajador rinda, que dé resultados. ¿O es que solo puedes ser productivo cuando tienes a alguien encima que te dice “no uses el móvil” o que te bloquea determinadas webs? Es como cuando una pareja te controla, ¿quién quiere eso? No, no me controles, yo soy un individuo que decide por sí mismo. Por eso nuestra propuesta es una invitación: hagámonos más responsables de nuestras vidas, demos más control a las personas y no tanto a las corporaciones.
— ¿Coworkation se plantea trabajar conjuntamente con las empresas?
— Sí, ofrecerles soluciones para potenciar la flexibilización en su manera de trabajar. Para el futuro tenemos otros planes en mente también, entre ellos, a largo plazo, crear una Coworkation Island, una isla tipo Silicon Valley, donde puedan acudir nómadas digitales, location independents, o creadores de start-ups. ¿Te la imaginas?
Ana Claudia Rodríguez es periodista y autora del blog “Y si de repente” (www.ysiderepente.com) en el que afronta diferentes retos y los cuenta en primera persona.