Colores chillones, facciones exageradas y un incofundible estilo a medio camino entre lo glam y lo kitsch. Así es la obra de Kiko Alcázar, una técnica fotográfica que, lejos de renegar del Photoshop, hace de él su bandera. A sus retratos más extremos los llama “toys”. Pero mejor que nos explique él mismo de qué va todo esto.
¿Qué hace Kiko Alcázar?
¡Esta mañana me han hecho la misma pregunta en otra entrevista!
Vaya, empezamos bien. Qué tópicos somos los periodistas…
No, pero está bien. Hago fotografía muy retocada, hasta el punto de acabar siendo ilustración. Es que no se puede definir ni como fotografía ni como ilustración. Es un limbo entre las dos cosas.
No me digas eso, te juro que mi siguiente pregunta era: ¿cuánto hay de fotografía y cuánto de ilustración en tus obras?
¡Joder! (Ríe) A ver, pues la fotografía es la base. Es como un lienzo, un lienzo que no es blanco precisamente. A partir de ahí pinto, hago collage… de todo. Diría que hay un 60% de foto y 40% de ilustración. Más o menos.
¿Qué son los “toys”?
Fue un experimento que probé un día, una fotografía mucho más deformada de lo normal. Ojos muy grandes, nariz más pequeña, cabezas enormes, cuello largo, etc. Fue un experimento que no iba a cobrar ni nada, pero mi ex me dijo que le gustaba y lo colgué. Empezó a gustar y la verdad es que desde el primero hasta el último he ido mejorando la técnica.
¿Cuál fue el primer “toy”?
Era yo, un autorretrato.
¿Y cuánto tardas en hacerlos? Porque se ven muy trabajados.
Pues mínimo unos cinco días trabajando de 9h a 21h, incluso más.
¡Eso es mucho!
Sí, es que soy muy perfeccionista. Sólo para los ojos puedo tirarme un día entero. Pero sí, hay mucho trabajo. Más de lo que la gente cree.
¿Puedes definir tu estilo en tres palabras?
Uf, me cuesta mucho. Normalmente prefiero que lo haga la gente, porque cuando tú defines tu estilo acabas metiéndoles una idea preconcebida a los demás. Creo que en el arte lo mejor es no explicar demasiado, que cada uno luego entienda lo que quiera de ello.
¿A qué otros fotógrafos o ilustradores admiras?
Yo soy un poco de los clásicos, aunque parezca mentira. Steven Meisel me encanta. También Pierre et Giles, dos fotografos: uno hacía la fotografía y el otro la retocaba a mano. Mucha gente dice que tengo mucha influencia suya, aunque cuando empecé no pensaba en ellos precisamente. Aparte, ahora hay muchos españoles haciendo cosas muy buenas, como Xevi Muntaner o César Segarra; y también ilustradores, como Elena Éper o José Antonio Roda.
¿En qué andas metido ahora?
Estoy haciendo un proyecto con las chicas de Holy Hole. De momento no podemos decir nada porque no está confirmado, aunque parece que va bien. Sería algo en el extranjero. La idea es unir las fuerzas para sacar cosas nuevas. ¡Ah! Y también somos djs: nos llamamos Jóvenes y Brujas.
¿Cuándo pincháis?
¡Pues a lo mejor vamos a Londres a pinchar! Aunque tampoco podemos decir mucho por ahora. Que luego todo el mundo pregunta. Pero vamos, que estamos abiertos a contratación. ¡Y somos muy baratos!
¿Nos cuentas un sueño?
Fotografiar a Madonna.
¿Y convertirla en “toy”?
Sí. Bueno, no: llevarla a mi mundo en general. Que yo no sólo hago “toys”. Es algo que ahora le gusta a la gente, pero hago más cosas.
Ok. ¿Y un secreto?
No acabé de estudiar fotografía, lo dejé a la mitad. Me cabreé con una profesora y me fui. Así, como una diva.