¿Quién eres y a qué te dedicas?
Soy Alejandra Burciaga, una mexicana que se perdió en Barcelona hace justo 10 años para reencontrarse a sí misma poco a poco entre sus calles. Y fue al llegar aquí cuando comencé a explorar a través de la lente, la ciudad y todo lo que fui encontrando al paso de los años y continuas travesías, pero fue hace unos 4 años que la fotografía se convirtió en mi pasión.
Me formé en Publicidad y Marketing, a lo que me dedico actualmente en la industria cannábica en colaboración con Weedmaps. Sin embargo, desde muy joven, el fotoperiodismo y la letras siempre me tiraron muy fuerte de las vísceras.
Considero que todos los seres somos duales y encuentro en la fotografía mi propia dualidad. El principio de que la cámara gira hacia dentro y hacia afuera necesariamente, es lo que guía mi radar, realizando a veces, una inmersión a lo más íntimo, convirtiendo a la fotografía en letras para relatar emociones, historias y silencios… En otras ocasiones, observando y capturando el espectáculo que es el mundo y su gente a través del cotidiano, sus calles y cultura.
¿Cuál es la idea de tus portadas?
Celebro mi décimo aniversario en Barcelona y me parece una excelente ocasión para hacerle un homenaje al silencio, que con los años he visto como se ha convertido en un lujo, en una reliquia, especialmente en la zona de Ciutat Vella. El silencio como un estado mental, como la luz diagonal sobre un edificio proyectada por el sol del mediodía, como el cruce de dos miradas en una plaza entre el bullicio. Rescatar los fragmentos que quedan de silencio y belleza, que están en todos los rincones al alcance de nuestros ojos, sólo tenemos que observar atentamente…
¿Cuáles son tus influencias?
Mi primera influencia es la mujer, musa eterna llena de todos los matices y a través de ella, se ha ido tejiendo de forma natural cualquier hilo conductor. Influencias tempranas: Egon Schiele y Klimt, Elena Poniatowska y sus siete cabritas, el amor y el jazz según Cortázar, la vida de Tina Modotti… En la fotografía, la forma en la que Steve McCurry relata el mundo a través del color, o como Sebastiao Salgado es un fotógrafo desde el corazón, son algunas de mis más grandes inspiraciones, pero me enamoré de la composición y la captura del instante por los clásicos: Bresson, Arbus, Brassaï, Koudelka, Eugene Smith, Rene Burri…
Después vino Jordi Oliver, fotógrafo documentalista catalán, con quién estudié y colaboré en diversos Workshops en “Barrios que os sobraban” y “Gypsy Soul” viajes fotográficos al centro de los barrios periféricos de la ciudad como Sant Roc o Bellvitge, o comunidades como Cugir en Transilvania Rumania, en un acercamiento a la vida diaria, cultura, realidad y problemáticas de la comunidad gitana.
¿Tu lugar favorito de Barcelona?
Mi barrio. El Raval. Amo su eclecticismo, su multiculturalidad. Tengo la sensación de estar en un pueblo que contiene un poco del mundo entero. Tiene plazas abiertas llenas de cultura, callejuelas oscuras con la esencia “de toda la vida”. Es un barrio que muta y evoluciona, sin embargo está en peligro de extinción y se resiste, es auténtico e indomable. Y mi rincón, el antiguo Hospital de Sant Pau, su librería, jardines y arcos, el hecho de que puedas sentarte a leer tranquilamente en el medio de la locura: ahí parece que el tiempo se detiene y sólo cuenta el de la espera antes del siguiente movimiento en el ajedrez gigante.
Un libro que te haya marcado mucho.
La insoportable levedad del ser de Milan Kundera. Es un libro que vuelve una y otra vez en diferentes momentos de la vida y madurez. El diccionario de palabras incomprendidas, los conceptos de peso y levedad, los simbolismos filosóficos y eróticos que parecen ser el pan de todos los días. Hay libros que se convierten en refugios, en amigos, en bolas mágicas para contestar a preguntas sin respuesta y este lo ha sido desde hace ya muchos años.
¿Cuáles son tus proyectos de futuro?
Aunque el trabajo actual me deja poco espacio para proyectos personales, continúo trabajando en “La Delicadeza”, que explora el mito en el que aún vivimos en relación al ciclo menstrual. La falta de conocimiento por parte de nosotras mismas y la forma en la que está trazada la sociedad – de forma lineal y no cíclica, como la naturaleza misma – y que se deriva en una distancia en la comprensión e interacción entre géneros. Estamos en tiempos de revisar la igualdad y comenzar por entender cómo funcionamos y mutamos a nivel físico, psicológico y emocional por este fenómeno completamente natural, pero hasta ahora, silenciado, nos podría dar mejores herramientas para trazar esa comunicación a la que tanto aspiramos. El involucrar a mujeres delicadas, pero a la vez fuertes y decididas, con proyectos, ideales y acciones que ayudan a cambiar paso a pasito el entorno, es mi motivación y filosofía.