Como suele ocurrir con productos culturales -como la película Call me by your name, de Luca Guadagnino- los veranos, las experiencias de juventud y “aquel amor que no vivimos pero del que tanto me acuerdo” son lugares a los que recurrir para contar historias más que interesantes. Entretenimiento en el que se abre una puerta hacia la nostalgia, hacia las aventuras y hacia esas personas que nos acompañaron en aquellos días y que a lo mejor ahora no están. O sí. O que pueden aparecer en el momento más inesperado. A eso juegan Noel Ceballos y El Hematocrítico en Aquí no bebíamos cerveza de jengibre, una aventura para Los cinco superdetectives. Una novela que publica Martínez Roca en la que los cinco héroes de los ochenta, que descubrieron secretos y desvelaron misterios en los veranos de la sierra de Madrid en los años ochenta, se enfrentan a un nuevo reto, esta vez cumplidos los cuarenta años. Es así como Javi, Eva, Álex, Agustín y Richi, acompañados de un nuevo perro Tommy nos sorprenden con nuevas andanzas que irrumpen en sus cotidianas vidas de oficinistas, directora de marketing en un supermercado, abogado, dueño de un bar… ¿Y por qué vuelven a reunirse? ¿Qué les lleva a rememorar todos aquellos veranos felices en lo que era una inocente juventud? La desaparición de uno de ellos. Y no diremos por qué, pues debéis ser vosotros, queridos lectores, los que junto a los cinco protagonistas de tantas y tantas historias descubráis mediante vuestra curiosidad -ansiosos también de reír con sus grandes dosis de humor-, quienes os metáis en esta increíble historia en la que no podían faltar los iconos de una década repleta de sándwiches de nocilla, visitas al parque de atracciones, malos malísimos y en la que no faltan Laura Palmer, Pin y Pon o los EGBeros, esos grandes nostálgicos de esos días que mueven el mundo de Los cinco superdetectives. // By Javier Muñoz
