Es una tontería, una de esas cosas que te hace sonreír sin motivo, que te alegra el día y te obliga a enfocar las cosas de otra manera, por mucho que te empeñes en verlas negras. Puede que sea una tontería, pero los días de sol en invierno son capaces de alegrarte la vida; por lo inesperado, por ese contraste entre el frío y la luz brillante, por el calorcito que da si te pega de lleno. Por estar como fuera de lugar, por poner luz en la época más gris del año y hacer que nos demos cuenta de que ser feliz consiste en algo mucho más sencillo de lo que pensamos. Y por suerte, en Barcelona, días de sol no nos faltan, y a pesar de estar en pleno mes de enero, podemos seguir tomando el café en las terrazas, pasear en bici por las mañanas sin que se nos pelen los nudillos, dar una vuelta por la playa o ir a comer a la Ciutadella.
Porque en invierno, el sol parece estar ahí para recordarnos que la luz también brilla en los meses más fríos y más oscuros, dicen María y todo el equipo de Le cool Barcelona.