Tu propia aventura
Vístete con lo primero que encuentres en el armario, pero de verdad, no vale hacer trampas y no importa si combina fatal o si te equivocas de cajón y te acabas poniendo los calcetines de tu novio en vez de los tuyos. Sal a la calle y habla con el primer desconocido que te encuentres. Pídele que te recomiende un lugar para desayunar. Dirígete hacia allí y dile al camarero que te sorprenda. Intenta que alguien te lleve al trabajo en su coche, o en su bici, o en su skate, y si lo consigues, invéntate una historia para contarle a tu improvisado chófer durante el camino. Antes de que termine el día, busca a alguien que lleve puesto un abrigo amarillo y hazle sonreír, escribe una carta de amor, juega a algún juego de cuando eras pequeño, pega un grito en medio de la playa y después, si quieres, vuelve a casa. Verás como el día no se habrá parecido a ninguno de los anteriores. Y si aún te quedan ganas, continúa la aventura.
Cada día podemos construirnos nuestra propia aventura, dicen María y todo el equipo de Le cool Barcelona.
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