Gabriela Ybarra decidió relatar la muerte de su madre que, en apenas seis meses, fue víctima del cáncer. También investigó los silencios del asesinato de su abuelo a manos de ETA en 1977. Dos situaciones trágicas; una vivida en presente, la otra en pasado. Un libro sobre la ceremonia del duelo, el empeño por hacer visible la muerte y restarle importancia. No hay que mentir a los enfermos cuando se están muriendo: a Gabriela le ocultaron la verdad de la tragedia, siempre con informaciones contradictorias desde fuera y desde dentro. Lo peor es morirse perdido, sin encontrarle un sentido a esos días finales. La escritura es una herramienta liberadora, casi redentora, una terapia para conseguir darle un sentido a la historia de su familia. La muerte de un progenitor provoca una “búsqueda de la propia identidad”, de la que inevitablemente forman parte todos, hasta los ausentes.El comensal es un libro sobre la soledad, y también sobre la incomunicación de las víctimas y los verdugos, de los que van a morir y de los acompañantes. Cuando llega el momento no sirven lo silencios, nunca es bueno negar el dolor: hay que narrarlo. / Por Juan Carlos Portero.
