Eduardo Galeano nos dice que recordar viene del latín “re-cordis”, volver a pasar por el corazón. Eso es lo que he sentido al leer este libro. Una ventana para lectores curiosos con hambre de más, un punto mágico, un “aleph” desde donde descubrir y contemplar mundos que vivieron otros. En 2014 se cumplieron 30 años de la muerte y 100 del nacimiento de Julio Cortázar. Sin lugar a dudas uno de los mejores escritores de la historia de la literatura. Cristina Peri Rossi, autora consagrada de las letras hispanoamericanas que firma esta obra, Julio Cortázar y Cris, tuvo la grandísima suerte de compartir la vida, la amistad, el tiempo y el espacio con este hombre maravilloso. No siempre coincide que la obra y el hombre que se esconde debajo de las letras sean igual de apasionantes. Cortázar no defrauda viajando a través de las palabras de esta mujer que se arranca la piel y nos ofrece letras que son una pedrada al corazón. La Editorial Cálamo es la encargada de hacer posible una aproximación a los recuerdos, al retrato de esa relación entre gente que sabe hacer de su paso por el mundo arte en sí mismo. Llega a nuestras manos la posibilidad de devorar secretos, escuchar la música, palpitar el motor que respiraban dos seres deliciosos. Leo estas 126 páginas y siento, igual que con Rayuela, esa sensación de tristeza cuando sabes que el libro tiene fin. Entre tantísimos actos conmemorativos de millones de lectores que aún lo recuerdan, este libro es mi declaración de amor favorita. “…la literatura es cosa de melancólicos: hice esa anotación en una servilleta en la cafetería La Puñalada, de Barcelona. Respondió debajo, y me devolvió la servilleta: ¿Quién no es un poco melancólico a las seis de la tarde de otoño, en una calle de París o de Barcelona, de Buenos Aires o de Montevideo?”.
