La herencia, by Vigdis Hjorth

Siempre hubo un largo debate sobre cómo los escritores deberían o no escribir sobre sus propias experiencias. ¿Dónde está la frontera entre la realidad y la ficción? Sobre el derecho a violar la vida privada. ¿Qué es un testamento, de todos modos? ¿Silencio o reparaciones? La herencia desprende rabia, es sabia y dolorosa, pero reflexiva. Hjort alterna representaciones de las experiencias del personaje principal, de su familia, y consideraciones filosóficas. En su búsqueda por comprenderse a sí misma, a sus padres y hermanos, parece deslumbrar la literatura, la psicología y la filosofía. Esto le da a la historia una fuerza increíble. Uno puede sentir su desesperación, ira y miedo. Bergljot, la narradora en primera persona, es editora, divorciada, madre de tres hijos adultos, abuela, separada de sus padres, su hermano mayor y sus hermanas menores. Hace 23 años, después de encontrarse en una intensa crisis personal, tratada por psicoanalistas cuatro días a la semana, finalmente, le cuenta a la familia lo que le sucedió cuando era niña: su padre, cabeza de familia, había abusado de ella. Negaron sus reclamos y la familia se parapetó detrás del delito.

La escritura es reservada y seca cuando enfoca los eventos actuales, y frenética, repetitiva e insistente cuando el narrador habla sobre el pasado, como sucede cuando estamos profundamente angustiados y nuestros cerebros dan vueltas y vueltas, encerrándonos con el narrador: la necesidad de ser escuchada, una necesidad larga y eternamente condenada. La narrativa de nuestra vida no se basa linealmente en una cronología directa, sino que se construye, retroactivamente, a partir de nuestra respuesta a ella. La naturaleza cíclica de la historia recuerda cómo experimentamos nuestros recuerdos en tiempo real, como hay padres que arruinan a sus hijos. Parece que no importa lo que hagas, no se puede evitar. La única pregunta para los padres es cómo minimizar el daño, que aquí está muy latente. El intento de minimizar la desgracia a la familia para no causar más estragos, pero aquello corre como un río a través de generaciones.

En definitiva, una lucha por la herencia que se prolonga, que requiere de un gran esfuerzo para seguir, sin embargo, termina en una recompensa que vale la pena. El final resulta ser devastadoramente simple y perfecto. Es una novela que agota, y a la vez extrañamente gratificante, posiblemente porque todo se siente tan real y tan humano, sin importar cuán doloroso sea.

Edita: Mármara Ediciones y Nórdica Libros
Traducción: Kirsti Baggethun y Asunción Lorenzo