¿Quién dijo que el vodka no podía ser premium? Purity es la excepción a la norma. Hace poco organizó una cata en el Mesón Plateselector para prensa e influencers donde pudimos disfrutar de sus bondades y, efectivametne: Purity no es vodka cualquiera. Para empezar, es sueco en lugar de ruso. Hace poco que ronda por nuestras latitudes así que todavía es quizá poco conocido, algo que, seguro, no durará. El evento en el Mesón Plateselector contó con tres barmans de renombre que prepararon sendos cócteles a base de Purity, maridados con la cocina del genial y siempre majísimo Johann Wald. ¿Las propuestas? A cuál mejor: desde el particular Bloody Mary de Alfredo Pernía acompañado de dim sums marca de la casa; hasta el Too Pure de Mauri Jiménez de fuerte componente ácido maridado con ceviche limeño, pasando por el potente Purity Rose Martini, receta al estilo 007 que entró con una gilda malagueña con sardina ahumada. Tras la cena, ¿qué podemos decir? Purity es un vodka único, nada que ver con los garrafones que rondan por los bares: ha sido destilado 35 veces, es un producto tan refinado que no requiere filtración. No en vano, Purity ha repetido tres años consecutivos como el Grand Vodka Master en la Spirit Masters Competition. ¡Ya tardas en probarlo!