Solo, by August Strindberg

La soledad como aliada es una de las caras de la moneda, la buena. Pero la soledad no buscada es la peor. Todos tenemos ese páramo que gestionamos como podemos. Da miedo y aprendemos a vivir con ella. La soledad de Strindberg, que hace de ella su aliada, es la aceptación de esa belleza que nos rodea. Hay quienes viven en compañía y se sienten solos. Es difícil entender la creación literaria o artística sin ese punto de aislamiento, de meterse uno en su propia burbuja. “Enredarse en la sede de la propia alma, convertirse en capullo y esperar la metamorfosis, que no puede faltar. Durante este tiempo, uno vive de sus vivencias, y vive también, telepáticamente, la vida de los otros junto a la muerte y la resurrección”. Salir para tomar un café, para no dejarse abatir. Te vuelves tan sensible como si el alma estuviera desollada. Escapar de la habitación que ha sido la sala de tortura, y volver a ella. Una nube en forma de mano negra, el encuentro con uno mismo. Rendirse ante el sueño misericordioso y poner fin al día. Muy recomendable.