Sueños y secretos de… CREC

En el Poble Sec hay un sitio donde se trabaja a gusto: la gente sonríe, hay un montón de plantas originales y hasta una furgoneta vintage decora la sala principal. Se trata del CREC, un centro de coworking que se ha ido ganando un nombre gracias a sus interesantes servicios, su interacción con el entorno y su filosofía interdisciplinar. Aquí hay de todo, y todo está conectado. Hoy conocemos a Carles, Marc, Marta V. y Marta B., las personas detrás de este particular espacio.

¿Cómo y cuándo surge el proyecto?
El proyecto surge a finales de 2011 a partir de Club Lleuresport, la empresa a la que permanecemos, que es una entidad sin ánimo de lucro. Trabajábamos en ella, para el Ayuntamiento, y nos empezamos a preguntar por nuestro futuro. Teníamos una situación estable, un camino hecho, pero vimos que están pasando muchas cosas en el mundo y decidimos aportar nuestro granito de arena en la situación actual, global y local. Por ello decidimos hacer un coworking en el que aplicar nuestra filosofía y comenzamos a buscar espacios allá por enero de 2012. Finalmente el que más nos gustó era éste, un espacio en el que había una empresa de servicios culturales. Lo encontramos en junio de 2012 y lo abrimos en enero de 2013.
¿Qué es para vosotros el coworking?
Creemos que coworking es entender que el potencial de un grupo de personas es mayor que la suma de sus potenciales individuales, porque al trabajar juntos se produce interacción y sinergias. Es un grupo de personas que trabajan juntas, cada una en su proyecto, pero que como forman parte de una comunidad, pueden colaborar y se ayudan. Y esto realmente sucede: lo vemos a diario.
Con tanto emprendedor distinto, ¿siempre funciona la convivencia?
La experiencia hasta ahora es genial. Tiene muchas cosas positivas: siempre hay gente dispuesta a echarte una mano, si alguien te ve triste viene a preguntarte cómo estás… todo eso es positivo, aunque también es cierto que estamos muy expuestos, sobre todo nosotros como equipo gestor: constantemente se nos interrumpe en lo que es el trabajo de oficina. Aunque no lo consideramos una molestia. Por lo demás, hay afinidades: gente que habla más, que menos… al final son relaciones personales. Eso sí, debo decir que no hemos tenido ningún conflicto a nivel convivencia. Quizá sea porque tenemos un proceso de admisión algo peculiar: cuando viene un aspirante, dedicamos al menos una hora de conversación para explicarle qué es el CREC, cómo funciona, qué puede esperar de la comunidad y a la vez qué va a esperar la comunidad de él. Y si esa filosofía no le encaja, te da las gracias y se va. Por nuestra parte, sólo hemos dicho que no una sola vez, y fue porque preveíamos conflicto. Para nosotros es más importante el bienestar de la gente que ya tenemos dentro.
Cada vez hay más centros de coworking en Barcelona, ¿qué os diferencia?
Hay 130, según el último cálculo. Nosotros tenemos varios puntos que nos hacen únicos: el primero es el CREC Corpore Sano. Tenemos un convenio con un gimnasio que está a nueve minutos del centro. Es el CEM Can Ricart, y por ser miembro del CREC tienes incluido el acceso. Por otra parte tenemos el CREC Profesional, un servicio a través del cual hablamos con los coworkers para tratar de descubrir qué talentos tienen y tratamos de convertirlos en formadores: les ponemos en contacto con centros cívicos y les aconsejamos a cuál ir y cómo gestionar el curso. Así conseguimos que el coworker tenga una fuente de ingresos extra y, por otro lado, al centro y al ciudadano les llegan propuestas que de otro modo no les habrían llegado. Aparte de esto, nuestra filosofía es profesional pero cercana: aquí todo se puede hablar. Tratamos de ser justos con la gente y fomentar las sinergias y los acuerdos con nuestros coworkers. Esto nos ha traído un grupo muy variado de profesionales, algo que también nos diferencia del resto.
Por cierto, ¿por qué hay una furgoneta vintage en medio de la sala? Mola bastante.
Es de uno de nuestros coworkers, Gastón, que tiene Eureka Street Food. Está en toda esta movida de las food trucks, un negocio que tiene bastantes problemas porque se les está tratando como si fueran lateros. No pueden vender en la calle, está prohibido, sólo pueden hacerlo en una propiedad privada, como por ejemplo dentro del CREC, o bien en una fiesta popular, para la que el Ayuntamiento podría dar un permiso especial. Y no tiene mucho sentido: yo puedo decirte que nunca he visto una furgoneta tan limpia como esta.
¿Nos cuentas un sueño?
El de Carles es tenerlo lleno; que el CREC colgara el cartel de completo.
¿Os queda mucho para ello?
Tenemos libre entre un 25% y un 30%, diría.
¿Y tu sueño?
(Marc) Que el CREC cambiara el Poble Sec, que fuera la semilla para generar un cambio en el barrio. Un espacio de coworking no debe ser impermeable a su entorno, por eso me encantaría ayudar a dinamizar el barrio y trabajar con el tejido asociativo que hay a nuestro alrededor.
¿Y un secreto?
Uno de los lugares que visitamos para acoger el cowork era la primera academia de OT (Operación Triunfo), más o menos donde Escorial cruza con Mitre, un poco más hacia arriba.  Pero no nos gustó, era muy raro. No nos convencía la ubicación ni el layout. Quedaba muy desmembrado y para nuestra filosofía no encajaba.

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