Sueños y secretos de Esteban Bernatas (Zumzeig)

Hace algo más de cuatro meses, el panorama cultural barcelonés recibió con los brazos abiertos al Zumzeig Cinema (pronunciado en catalán, no se confundan como hizo servidor). Esta nueva sala, ubicada en el distrito de Sants-Montjuïc, nacía con la voluntad de proyectar aquello que a las salas comerciales se les escapa, desde cine independiente hasta documentales pasando por videoarte y mediometrajes. Un proyecto valiente y necesario tras el cual encontramos a un apasionado del cine y de la cultura alternativa. Hablamos con Esteban Bernatas, director del Zumzeig.

¿Cómo surge la idea de abrir Zumzeig?
En 2005 produje un documental bajo el nombre “Apaga y vámonos”, muy comprometido a nivel político, en el que constatamos lo anquilosado que está el mundo de la exhibición. Vi claramente que faltaban salas alternativas para apoyar proyectos indies como el nuestro. De aquí empezaron a germinar las ganas de tomar medidas al respecto.

¿La falta de salas alternativas es un problema de España o más bien generalizado?
A nivel europeo vamos más bien justos. Francia, Alemania, Holanda o Suiza tienen mucha más variedad, que es de lo que se trata: diversidad cinematográfica. El problema es que cuando llegan peliculones como “El lobo de Wall Street” o el “Spiderman” de turno, no queda sitio para lo otro. Eso es lo preocupante, que acaparen tanto las pantallas.

¿Cómo está reaccionando el público?
Mi intención con el público es que salgan contentos y cabreados, porque se trata de hacer cine que no te deje tibio. Está bien que haya películas que te molestan o con las que no estás de acuerdo: la cosa está en poder verlas. Así se genera debate.

¿Y a nivel de taquilla?
Cuando viene el director o directora suele traer a mucha gente, a veces se llena, y si se trata de una proyección normal a lo mejor vienen 20, 30 o 12, depende. Tampoco es muy grande: hay 68 butacas.

¿Qué criterio usáis para seleccionar las proyecciones?
Es una mezcla de la línea que quieres llevar y aquello a lo que tienes acceso. Lo que puedes y lo que quieres. Nos gustaría tener algunas películas de cine independiente un poco más mainstream, pero que siga siendo de autor. Estamos en vías de ver si es posible.

¿Tipo cine independiente americano, por ejemplo?
Exacto, algo así.

¿Consideras que un modelo como el vuestro está más protegido de la piratería, una de las grandes amenazas del sector?
Al tener muchas producciones muy pequeñas igual no hay tanta gente que se preocupe de piratearla y colgarla en internet. Si no me equivoco la película más pirateada de 2013 fue “Prometeus” de Ridley Scott. Un peliculón lo tienes disponible tras pocas horas del estreno. Es un tema delicado, ya no la piratería, sino el video on demand. Aquí no saltamos de alegría cuando algo sale a la vez en salas y VOD. Igual no hace falta esperar un año, pero sí dejar un par de semanitas de margen.

¿Tenéis en mente nuevos proyectos, formatos o modelos de negocio para Zumzeig?
Nosotros hacemos un poco de distribución también, y tengo en mente la idea de potenciar el formato original, el 35mm. Justo cuando se considera casi muerto, vamos a recuperarlo. Es un experimento: queremos ver si todavía hay gente, como nosotros, que vibra ante la idea de que se siga proyectando en ese soporte. Dicho sea de paso que nos encanta el digital, pero son cosas diferentes. Y luego, algo que al principio surgió como una broma pero que empezamos a plantearnos, es volver al objeto, pero en lugar de editar DVDs -que con VOD ya apenas se utiliza- estamos estudiando la idea del VHS. También, siguiendo con la idea de volver al objeto, estamos trabajando con la gente de Todojunto para hacer pósters, serigrafías numeradas o algún otro objeto que acompañe la proyección. Es buscar híbridos entre el mundo del arte.

Ahora que hablas del VHS: es curioso cómo, también en el mundo de la música, hay cierta tendencia a volver al cassette. ¿Por qué crees que sucede esto?
Porque estamos todo el día delante del ordenador y una proyección en digital no deja de ser ceros y unos. El celuloide, en cambio, ofrece imágenes de otra manera. Se ralla, se gasta con el tiempo, como nuestra piel. También está el lado fetichista: es más fácil atarse, dar un valor sentimental a los soportes físicos como el vinilo o el cassette.

¿Nos cuentas un sueño?
Que esta sala dure mucho tiempo y que la gente que se plantea abrir otras salas lo consiga. Que las redes alternativas puedan proliferar, pues para la distribución es lo que se necesita.

¿Y un secreto?
No te lo diré, sino no sería secreto.

/ Entrevista: Samuel Valiente
Foto: Pedro Ballesteros