Sueños y secretos de… Jordi Corominas

Soy una especie de pluriempleado y escribo. Y como me parece que la poesía está muy alejada de la gente, y no me gusta ceñirme a una cosa, me inventé este artefacto de Loopoesía. En él, a partir de los versos intervienen otros elementos como música, audiovisuales, escenografía e interpretación. El espectáculo de este año ha tenido una elaboración tan larga, y lo he preparado con tanto mimo, que es como si este año yo fuera una marioneta de mí mismo. Soy una marioneta de mí creación.

Los lotófagos de tu poemario representan a una sociedad que olvida. ¿Te parece que hemos caído en una especie de cinismo?

La sociedad de los lotófagos sí, es súper cínica. Son una metáfora de gente que vive en lugares a los que nos hemos acostumbrado y de los que somos incapaces de salir. Traficando con el olvido, trafican con los sentimientos. Hacen que muchas cosas que emocionaban a la gente del pasado, porque lo conocían, ya no tengan valor. Y esto es porque quienes dirigen el cotarro quieren que no tenga valor. Se puede relacionar con el olvido de la Historia y por lo tanto, de lo que nos ha llevado hasta aquí.

¿Vivimos actualmente en una sociedad negligente?

Bueno, también hay mucha más solidaridad a partir de la crisis. Pero sí que también es negligente. No sólo desde lo obvio, que son los políticos, sino también desde las mismas personas que son afectadas por lo que hacen ellos. Hay un individualismo tan salvaje y tan bien vendido e inculcado, que impide que la gente quiera implicarse con los demás. Es lamentable. Hay una crítica muy fuerte en el poema a la pasividad. Y ser activo no significa estar tuiteando cosas, como yo también hago. Tienes que intervenir. Pero no sólo es una crítica a la sociedad de hoy sino también a las de ayer. El olvido es cíclico.

¿Se puede combatir el olvido?

Sí, ¡con mucha vitamina C! (risas). La respuesta es un tópico, pero es una verdad como un templo: sería posible desde la redundancia de que otra sociedad es posible. El olvido es algo muy fascista porque impide que las personas tengan a su disposición las herramientas para conocer mejor lo que les envuelve. Yo creo que los que están arriba de la pirámide intentan que no estén esos mecanismos a disposición. Sí, tenemos Internet, pero debes tener un estímulo para buscar las palabras.

¿Crees que el verso se pierde al conjugarlo con tantos elementos en el escenario?

Nosotros, cuando vemos la TV, nos quedamos con imágenes y palabras. Aquí es lo mismo. Hay un elemento teatral, pero no es un teatro de diálogo. El teatro, en este caso, es una excusa para desarrollar un cuerpo poético. Por ejemplo, las imágenes que uso son el poema de manera visual. La música es el poema en su elemento melódico. Quizá lo menos importante son los movimientos. Yo no me considero actor, por eso creo que no son fundamentales para comprender el poema.

¿Funciona solo el libro sin el espectáculo?

Sí, el libro es muy fuerte. Siempre intento que cualquier cosa que escribo pueda leerse sin un elemento externo. Tiene que sostenerse él solo.

¿El show es una estrategia de markting?

No. A nivel de inquietudes mías, entendí que conjugar un poema –un poema río– con música, imágenes e interpretación, me ayuda a no quedarme quieto. Que todo eso sea la manera de presentarlo al público, me estimula. El libro esta ahí para quien lo quiera adquirir, quien vea el espectáculo, pero es una consecuencia lógica. El poemario, en su formato libro, se puede leer de manera más relajada y lograr el otro objetivo de Loopoesía que es que se reflexione.

Durante tu trayectoria has viajado por diferentes formatos: ensayo, novela, poesía, crónica… ¿En qué registro te encuentras más libre como escritor?

Me siento más cómodo en la poesía, pero tengo la sensación de que escribiré muchos ensayos.

¿La Literatura es un viaje o un destino?

Más viaje que destino porque la llevas contigo. Yo estoy todo el día pensando, aunque no me considero enfermo de Literatura. Es algo que está de moda y me parece una chorrada. La vida tiene muchas más cosas. La Literatura no es un destino, no, destino es morir.

¿Nos cuentas un sueño?

Sueño sería hacer Loopoesía en el Palau de la Música.

¿Quién estaría de público?

Pues… ¡quién pagara la entrada! ¡Y el Papa!

¿El nuevo o el que acaba de renunciar?

Ratzinger, por supuesto.

¿Y un secreto?

Que pese a que me expongo mucho con el espectáculo, porque todo lo he hecho yo y yo soy quien da la cara, me gusta mucho mi privacidad. No me gusta nada el chismorreo. Yo escribo, yo actúo, pero eso no significa que tenga que vender mi imagen de manera exhibicionista como es tan frecuente ahora y en las redes sociales. Me gusta que las personas que yo quiero sepan de mí y de mi vida privada, pero las personas normales no tiene por qué saber nada.

“Los Lotófagos”, de Jordi Corominas, está disponible a través de la página web de la editorial Versos y Reversos

Entrevista por: Ale Oseguera.

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