Se ha usado tantas veces el adjetivo “inclasificables” para referirse a Seward que el término ya ha perdido su significado. Pero es que, si algo no se puede hacer con ellos, es clasificarlos. Porque este quinteto es algo distinto a todo lo que se haya hecho antes. Invisibles en la red -pues no tienen facebook, twitter o web- se lucen donde tienen que hacerlo: sobre un escenario. O en un restaurante. O donde quepan, ellos y sus peculiares instrumentos. Seward es, en definitiva, otra cosa. El sábado presentan su primer disco en el Auditori, y hoy se toman un café con nosotros.
El lunes pasado montasteis una cena para presentar vuestro disco en petit comité. ¿Cómo fue la experiencia?
La convocatoria fue un éxito, podríamos haber llenado varias veces el local con todos los mails que recibimos. Y la experiencia estuvo simpática. Estuvimos cocinando nuestros platos favoritos, luego tocamos un rato, pero sólo cinco temas, porque lo importante era poder charlar con la gente más que el concierto en sí. La gente estaba muy interesada en nuestro proceso creativo.
Esta semana habéis lanzado vuestro primer largo, pero lleváis ya cuatro años en activo. ¿Ha sido esta espera voluntad propia o por otras circunstancias?
Un poco las dos cosas. Al principio éramos seis, hicimos un EP con esa formación. Después cuatro, luego cinco, luego nueve por un momento… y luego hicimos un año de parón. Así que éste es el momento en que por fin nos hemos estabilizado y hemos encontrado nuestro sonido. Por eso hay temas de aquella época, otros de ésta… el disco está compuesto de todos esos recuerdos.
Es además un disco fragmentado, con 18 temas divididos en varios soportes. ¿Lo he descrito bien?
Sí: 5 canciones en un vinilo, 7 singles y 5 canciones en tres videos diferentes. Los singles han sido distribuidos en 7 medios digitales, uno por país, y los videos están producidos en colaboración con diferentes estudios y videocreadores.
¿Por qué habéis optado por darle esta forma al disco?
Para poder mostrar la relación con la gente con la que hemos colaborado. Poner cada cosa en su sitio, digamos. Es como dejar al profesional de cada área que haga su trabajo, y que sean ellos los que se encarguen de difundir su trabajo. Lo normal es hacer un disco, sacar un single y hacer luego algún videoclip de esos singles. Éste no es el caso. Las canciones en video no están en single ni en ningún otro formato, sólo en video. Es una forma de respeto a la profesión.
Tampoco tenéis perfil en Facebook ni Twitter. Ni siquiera página web.
Exacto, es un poco lo mismo. Si no estamos en las redes sociales no es por estar en contra, sino porque es responsabilidad de otros: promotores, periodistas o el público mismo, que ha ido haciendo videos, subiendo fotos, trayendo amigos… moviendo ellos la banda. Así la red es social de verdad. Hay presencia, porque la prensa y la gente habla de nosotros en internet, pero no somos nosotros mismos diciendo yo, yo, yo. El boca a boca puede funcionar en la red como en la calle.
En este sentido, ¿vuestra ausencia online ha podido ralentizar vuestro proceso de daros a conocer?
No, al revés. Hemos establecido relaciones más cercanas, palpables. Conocemos a las personas que nos invitan y ellos nos conocen a nosotros. Estas relaciones son más duraderas, son encuentros más felices. Además, así hacemos más importante el concierto, más necesario. La gente que nos busca en google y no nos encuentra sentirá más ganas de vernos en directo.
Entonces, ¿recomendaríais a una nueva banda huir de las redes sociales?
Les recomendaría que sean libres de hacer lo que quieran. Sí, hay que saber en qué época estás viviendo, pero también hay que tener libertad. Tienen que pararse a pensar en qué hacen, qué quieren comunicar y cómo quieren hacerlo, en lugar de seguir con la inercia de “tengo tres canciones, voy a abrirme un bandcamp, myspace, facebook” o lo que sea que haya en ese momento. Ya se hace sin pensar, cuando hay muchos otros caminos.
¿Qué cuentan las letras de Seward?
Es la memoria colectiva, es un relato de muchas voces. De ficción, imaginarias, teatrales, personales… son muchos personajes que forman parte de una historia abierta, en la que el público tiene la responsabilidad de imaginar lo que pasa. También se completan con nuestra música, con nuestra manera de tocar. Nos gusta mucho capturar lo que compartimos con la gente, aunque sea de otras épocas. Por ejemplo, por este bar (estamos en el Caravelle) ha pasado mucha gente, resulta que aquí venía Roberto Bolaño a tomar café, y su memoria está aquí. Esa historia, esa energía humana es la que hace que las grandes ciudades te atrapen y que las lleves siempre contigo.
Me cuesta encontrar bandas similares a vosotros. ¿Cuáles son vuestros referentes?
Tenemos referencias más en lo emocional que en lo puramente musical. Por ejemplo, a mí (Adriano) me inspira desde Enrique Morente hasta The Books, pasando por John Cage o TV On The Radio. Y la gente que viene a los conciertos también tiene percepciones muy diferentes. Por ejemplo, nos han comparado con Death Grips, y eso que no tenemos nada que ver. Creo que transmitimos una sensación muy concreta y personal que al público le recuerda otras bandas que les inspiraron, pero en un aspecto puramente emocional. Quizá quien nos dijo Dead Grips pensó en ellos por nuestra rabia y teatralidad.
Ahora que comentáis lo de la teatralidad, es cierto que cuidáis mucho el espectáculo. ¿Qué valor le dais a la puesta en escena?
Para nosotros es un espectáculo completo, empezando por cómo está diseñada la sala. Es más parecido a una performance o a una obra de teatro que a un concierto al uso. Por todo: cómo nos movemos por el escenario, cómo miramos al público… Vemos el concierto como una obra completa, como una película. Y en las películas, a diferencia de en los conciertos, el público no aplaude entre escena y escena. En nuestros conciertos a veces el público no sabe cuándo tiene que aplaudir, como cuando vas por primera vez a un concierto de jazz y no sabes que la gente aplaude en los solos. Pero si aplauden también está bien, ¿eh? Como si se suben y se tumban delante de la batería. Que ya ha sucedido, por cierto.
¿Subió alguien y se tumbó delante de la batería?
Quería saber cómo se sentía el concierto desde ahí, así que lo hizo. Nos encanta que el público quiera sacar sus emociones. Y no lo hizo para llamar la atención, sino para vivirlo de otra manera. Es que los comportamientos ahora en la cultura pop están anticuados, es algo casi presencial, como los museos. Los grandes festivales igual: lo que recibes de las bandas es una sensación parecida a los museos. Lo que nosotros queremos es que la gente aprenda a reaccionar ante la música de otra manera. Así también para nosotros es diferente cada vez. Es un reto importante: ¿Cómo podemos hacer nuevas salas, nuevos festivales, donde la música no sea algo unidireccional? Eso se lo inventaron nuestros abuelos, tenemos que revelarnos contra ello.
¿Nos contáis un sueño?
¡¡¡Que vuelva la república!!! Así, con tres exclamaciones.
¿Y un secreto?
Nuestro secreto es Juan Luis Guerra. Nos trae mucha, mucha alegría. De la época del Bachata Rosa y anteriores, eh, no el de las baladas católicas.
Entrevista por Samuel Valiente
*Escucha los 7 singles distribuidos en distintos medios digitales:
http://www.thelineofbestfit.com/new-music/blog/listen-seward-pichiflork-premiere-146983
http://cultura.elpais.com/cultura/2014/02/10/actualidad/1392037387_115880.html
http://www.rockdelux.com/secciones/p/seward-el-momento-decisivo.html
http://noisey.vice.com/de/blog/video-und-songpremiere-seward-name-a-name-und-1a-1o
http://moodmusicfood.com/blog/seward-machinatra