Vanity Dust es escritor autodidacta. No tiene estudios. Se ha forjado en Brooklyn él solo. Nació en una especie de descampado y se montó allí su movida. Luego decidió venir a Barcelona a salvar el país. Y lo va a hacer a través del arte. No, ya en serio. Soy de Barcelona. Escribo. Soy un vividor y dandy amateur, pero con mucho cariño.
¿Cómo describes tu libro On Fire: Instrucciones para una huelga (más o menos) general, que firmas con Joe Kelso?
Es un experimento interesante. La idea fue una propuesta de la escritora Cristina Fallaràs, que conocía lo que yo hacía cuando trabajaba en la revista de literatura Quimera. Yo soy bastante malo a la hora de comprometerme con algo, pero Cristina nos dio los deberes: periodismo gonzo, empaparse de Hunter S. Thompson de arriba a abajo. Y me dijo: “Te voy a presentar a este tipo que se llama Óscar Sáenz (alias Joe Kelso). Vais a ir a la huelga y vais a hacer lo que os de la puta gana. No hay concentraciones a las que ir, no hay horas. Vosotros vais a estar allí y vais apuntando, tuiteando y contando lo que veis”.
¿Cómo fue el proceso de recopilar la información durante la huelga?
Surrealista. Kelso y yo venimos de un lado del periodismo poco ortodoxo y de calle. A partir de eso, a las 10 de la mañana, tienes un par de tíos ahí de: “Bueno, vamos a dar vueltas por el barrio”. Y empiezas a ver bares que abren, bares que cierran, piquetes por allí, por allá. Y te conviertes en un espectador. Fue una especie de antigonzo. Porque muchas veces nos quedamos bloqueados o discutiendo tonterías. En realidad nos lo tomamos bastante en serio el tratar de contar el máximo de cosas posible. Y precisamente por eso estábamos sometidos a la realidad.
Vemos a Vanity Dust en el libro porque es él quien nos narra su experiencia, pero también lo vemos a través de los ojos de Kelso.
Yo no sabía lo que él escribía y él no sabía lo que yo escribía. El proceso fue bastante experimental. La idea era hacer una crónica tipo tres páginas, pero se fue de madre. Porque él me mandaba la primera parte. Entonces yo leía y a partir de ahí continuaba y se lo mandaba a él. Era una especie de pique pero colaborativo. Bonito y todo.
¿Pero hay un poco de ficción en el libro?
Sí, hay un poco de ficción. Pero no recuerdo las partes ficcionadas ya.
¿Es diferente el Vanity Dust que escribe en el blog al Vanity huelguista?
Yo creo que sí. El del blog tiene un punto más hedonista, más exagerado. Se regocija con los propios sufrimientos y sus propios giros emocionales o en las lecturas. El de la huelga es el tío que se pone el kit de viaje, que es de mochila, y sale. Es más riguroso y también más político. Creo que es mas político de lo que puede parecer. Y provocador.
¿En qué estás trabajando actualmente?
Como Vanity, el curro es tener el blog más o menos en activo. Actualizarlo un par de veces a la semana. También colaboro para una revista de Zaragoza. Luego tengo una especie de blog en una revista de música electronica llamada Vicious. Y si todo va bien, abriré un blog de economía, pero ya te imaginarás el estilo.
¿Qué personas o personajes te inspiran?
Hello Kitty, porque… tú mírala. La miras y te deshaces. Un samurai porque es un tío que te puede partir la cabeza y no te das cuenta. Esto es muy japo, así que voy a mencionar también algo europeo guay. Coño, ¡Laurent Garnier! Porque la fiesta, bien hecha, mola.
¿Nos cuentas un sueño?
Básicamente, tú imagínate una montaña de ropa en una sillita de American Apparel. Hay mogollón de gente que va a verla y le encanta, pero la dejan ahí. Luego, mogollón de tías, súper pibones. Vas ahí, hablas con ellas, tienes la ropa. También mogollón de drogas. Pero no funciona como que te pones ciego, te pones la ropa y te ligas a los pibones. No. Los elementos por separado. Y Vanity Dust sería una especie de voyeur que luego va al mete-saca.
¿Un secreto?
Mi amor platónico es Lady Gaga. Quiero ir a cenar con ella, ambos vestidos de carne, en un restaurante vegano del Soho de Nueva York. Cogidos de la mano, claro.
¿Y un deseo?
Feliz Navidad. Es importante.
(On Fire, Instrucciones para una huelga (más o menos) general está disponible en formato digital. Edita: Sigueleyendo, 2012).
Entrevista por: Ale Oseguera.