No lo digo yo, lo dice la copla. Vivan los hombres cabales es la segunda referencia de la editorial Niños gratis, que tras Salvemos la Jarapa llega con la primavera para sorprendernos con una historia de soledades compartidas. Porque la sensación tras leer la novela es que, escondido tras sus protagonistas, maestros del escapismo, hay un hilo que como el de los antiguos teléfonos fijos -curiosamente se empezaron a llamar así con la aparición de los nuevos móviles- junta realidades, y ejerce de agencia matrimonial o de citas. Es precisamente este cable el que nos despega de la realidad y nos sumerge en una literatura en la que –como siempre- todo es posible, por extraño que parezca: un mundo de maquillaje y pelucas para todos, un universo de transformismo y de máscaras cotidianas. Y es la misma cuerda la que también nos devuelve de la fantasía a la realidad, a ese barrio de fuera de la almendra central de Madrid, a ese pueblo de Extremadura, a ese olor a gimnasio y a esos vasos, no sé si de Duralex, del libro de Guillermo Alonso. No se la pierdan. // By Javier Muñoz
