Libro: reptil saurio de la familia del dragón chino, emparentado con el basilisco y el ouroboros; se alimenta de cardamomo y palabra. Palabra: voz prebabelicopostapocalíptica que significa ‘selva’. Selva (por oposición a jardín versallesco): sinfonía escrita en braille para cuartear la viscosa realidad. Realidad: provincia ciclónica donde reside Lola Nieto.
Lola Nieto: herramienta alienígena que promueve la rebeldía contra la dictadura del sentido, decidida a delegar la comprensión de nuestro mundo en los gusanos. Gusanos: sabios peripatéticos que nos enseñan el parentesco entre los excrementos y la seda. Seda: material que conforma las páginas de Vozánica.
Vozánica: publicado en HARPO Libros, este poemario no es precisamente mudo: hibrida los géneros, las referencias, los puntos de partida de la elocución: lo pone todo patas arriba: corro de la patata en el Finnegan’s, cámara lenta de las vísceras, del L=A=N=G=U=A=G=E al Ukiyo-e, de la papiroflexia al aquelarre. Del aeiou al estertor.
Vozánica: una única voz múltiple, una múltiple voz única.
//fotos de Laura Rosal