“Me llamo Erik Satie, como todo el mundo”. Decía el mismo Erik Satie y entonces se metía melodiosamente, casi por hipnosis, en nuestras mentes con su piano. Isabel García Mellado ha conseguido adentrarse en nuestra cabeza y en nuestra sangre a través de otra música, con unas palabras-imágenes que hacen eco en el vientre. Yo también soy Frida Slaw es un bellísimo canto a la libertad. Isabel nos enseña con sus versos, y con sus no-versos, la cruel magia de los antepasados. Yo también soy una india, pienso, a lo largo de estas páginas que devoro sin aliento. Sin darme cuenta sigo el juego. Este libro es un chapuzón azul y cristalino, un salto sin bombona de oxígeno a lo más profundo de nosotros mismos. Un silbido afinado a los tigres y a los niños. Porque Isabel nos empuja, con dulzura, a ser salvajes. No es que leamos el libro, más bien él-ella-ellos nos leen a nosotros. Hay un tejido de serenidad, de esperanza; un desenredarse y levantarse. Heridas que se abren y cierran como flores. ¿Quién eres, querida Frida Slaw? ¿Qué sabes de nosotros que ni tan siquiera nosotros conocemos? Pasen y lean, no hay mayor homenaje a la valentía que éste.