El mejor piropo que se puede dar a un restaurante vegetariano es recomendarlo a alguien carnívoro y este se merece la recomendación con creces. Me encanta una buena hamburguesa pero comiendo en Ale&Hop no eché de menos la carne en ningún momento. Normalmente no comento con detalle que he comido porque, seamos honestos, ¿a quién le importa? Pero en este caso el menú fue perfecto: tabla de quesos con variedades sorprendentes, bravas de boniato con la salsa mejor bien hecha que he probado y helado cremoso de queso con frambuesas y nueces, todo acompañado por una Fort espectacular. Su carta de cervezas es inacabable, así que es buena idea dejarse aconsejar y probar unas cuantas variedades.
Pero antes de ver doble no os perdáis las ilustraciones de mcbees, justo detrás de los tiradores. O, si pasáis por delante cuando esté cerrado, fijaos en la persiana de Javi Corellano, el mismo artista que ha hecho los cuadros expuestos en el local. La guinda del pastel.
