Puede que sea por lo buena que está su comida. No, quizá sea por su ubicación a primera línea de mar. O lo mismo es por lo enorme que es su terraza, a varios niveles y exquisitamente decorada. En fin, no importa, sea por lo que sea, el Bestial hace honor a su nombre. Porque sin duda este restaurante, una de las joyas del siempre perfeccionista Grupo Tragaluz, es una buena elección para disfrutar de una cena ligera y de calidad en un ambiente placentero como pocos. Gracias a su situación frente a la playa de San Sebastián, bajo el pez de Frank Gehry, con la Torre Mapfre a un lado y el hotel W al otro, sentarse en la terraza del Bestial es sentarse en la terraza de Barcelona en sí misma. Y además, a gusto. Porque el trato es amable y los platos dignos de mención. Empieza con unas croquetas de gorgonzola, baratas e increíblemente sabrosas, pero sobre todo no te pierdas su tartar de tomate, anchoas y guacamole: brutal. La ensalada de burrata y rúcula te servirá para preparar el terreno antes de una buena paella, un pescado salvaje al horno o un suculento solomillo de buey. Aunque el atún semicrudo en coca de berenjenas también merece ser degustado. Y, si te queda hueco, un helado te ayudará a asentar el estómago antes de disfrutar de una merecida copa mientras la brisa marina te recuerda que es verano y te hace pensar que sí, que, como dicen, estás en la mejor ciudad del mundo.