Parece que últimamente, en lo que a hostelería se refiere, Barcelona es 1, 2 y 3: 1) hamburgueserías gourmet; 2) tiendas de cupcakes; y 3) bares de gintonics. Ya que soy vegetariana y que las magdalenas, como las de mi madre, ningunas, he acabado por hacerme una experta en visitar los de la tercera categoría. El último tesoro escondido está en Gràcia y se llama Bobby Gin. Además de haberle usurpado el lema a los Sex Pistols para declarar, casi como si de una religión se tratara (y a este paso, camino vamos…), eso de “God Save The Gin”, hacen unos gintonics y unos cócteles de lujo. Y no es para menos, porque detrás de la barra cuentan con Alberto Pizarro (mejor bartender del World Class Expaña 2011), sumo sacerdote del que ya puede considerarse el nuevo templo del gintonic barcelonés. Amén./ Marieta