Un amigo colecciona un ranking con las mejores ensaladillas rusas de la ciudad, y estoy seguro que de la Bodega Molina saldría feliz. Herederos del antiguo local de la Xarcu (un clásico de Sant Gervasi), la Bodega Molina es un homenaje a la tapa de toda la vida, a la cocina de barrio, y al camarero que conoce lo que pides. Tapas sin sobresaltos, pero sin puntos débiles, el Molina se mueve con soltura en esa liga de bares a los que vuelves sin necesitar una razón especial. Comerás unas buenas albóndigas con sepia, no fallarás con cualquiera de las tortillas abiertas o con las frituras, ni tampoco con su tartar de ternera con el punch adecuado. Unas tapas preparadas y emplatadas con cariño, como su ensaladilla que supera la media del barrio.
Un interiorismo cuidadísimo, una terraza privilegiada y un ambiente desenfadado y acogedor hacen del Molina una apuesta segura. Puede que esta bodega no te cambie la vida, pero te aseguro que es uno de esos lugares que agradeces tener cerca de casa.