Vale, pongamos que has empezado la semana con mal pie. Pero imagina que a la salida del trabajo tienes la posibilidad de endulzarte el día con algo más que una napolitana de chocolate. El pasado mes de octubre, Lorena Hendlin (más conocida como “la reina del bollo” gracias a una divertida anécdota durante las fiestas del Orgullo) decidió abrir Bollo Cakery. Más que una pastelería o un café, Bollo Cakery es una verdadera explosión de color. ¡Y no exagero! Si has pasado por Diputació 207 te habrán llamado la atención unas luces de neón que prolongan los tonos del arcoíris. ¿Es un bar? ¿Es el Sónar? No, se trata de una pastelería en la que Lorena da rienda suelta a su fantasía y creación, para proponernos unas delicias de lo más cuidadas.
Humor, color y diversión. Así es como definen este delicioso proyecto. Pero no creas que en Bollo Cakery va a ser todo apariencia: el sabor de sus bizcochos, de sus cheesecakes y de sus brioches es sencillamente alucinante. El local se divide en la parte de la tienda y en una pequeña zona degustación con taburetes y el obrador.
La filosofía de Bollo Cakery es clara: calidad de las materias primas ecológicas y un toque de humor. Y es que nos encontramos ante una pastelería heterofriendly que quiere romper esquemas, tanto por fuera como por dentro. Lo mejor será que empieces con una degustación de sus esponjosos bites: los hay de todos los sabores que puedas imaginar. Desde arándanos a zanahoria, pasando por vainilla, limón o chocolate. Encontrarás la selección del Pride, o la originalísima Unicorn. Pasando a bocados más grandes, podrás disfrutar como un niño con las mini majestades y las reinas. Sabrosas tentaciones de mil colores para compartir. Echa un vistazo a estas increíbles creaciones y deja que se te haga la boca agua. Además, están abiertos a encargos, donde puedes añadir tu toque personal proponiéndoles ingredientes propios. Ah, ¡y también cuentan con opciones veganas y sin gluten!
Todo lo que te cuente es poco: será mejor que lo saborees por ti mismo.