Café Dole

Hecha al momento, la tortilla del Café Dole se da codazos en la parte alta de la clasificación de mejores tortillas de patatas de la ciudad. Lo cierto es que vivimos en una sociedad polarizadísima en la mayoría de temas (Bar Tomàs, quién va a cuestionarte). Sin embargo seguimos huérfanos en debates mucho más relevantes: ¿Quién despacha la mejor ensaladilla rusa?, ¿Bikini, croqueta, bocadillo de calamares? Pero sobre todo, ¿dónde podemos encontrar la mejor tortilla de patatas de la ciudad? Algunos se atreven a afirmar que después de comerte un pincho en el Mantequerías Pirenaicas, Casa Pepe (Balmes 377) o en el Bar Monterolas tienes mucho ganado en la parte alta del Upper Diagonal. Sin embargo hay un underdog que pocos tienen en cuenta, a pesar de cuidar durante más de 40 años del desayuno de una parroquia de fieles seguidores en Sant Gervasi. El Café Dole lleva desde 1974 sirviendo unos insuperables desayunos desde un humilde local de pocos metros cuadrados, dos barras y pocos taburetes altos, que se han convertido en el icónico hogar de flautas jamón ibérico difíciles de olvidar, croissants artesanos, pero sobre todo bocadillos épicos. Ojo al “Popeyé” planchado de emmental, espinacas y jamón ibérico. Un clásico inmediato.

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Camareros en camisa blanca y pajarita negra te atienden detrás de una de las barras más populares de la parte alta de la ciudad, y que sin duda te harán sentir inmediatamente en casa. Si, como es mi caso, el Café Dole se ha mantenido “bajo el radar” por toda una vida, ahora mismo es el mejor momento para recuperar uno de los últimos supervivientes del oldschooldismo más contemporáneo de la parte alta de la Diagonal.

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