La noche cae ante nuestros sentidos y las tinieblas parecen cegarnos cuando en realidad nos iluminan. Una experiencia única está a punto de suceder en Dans Le Noir? Este lugar mágico ha aterrizado en Barcelona tras tener un éxito tremendo en otros lugares del planeta. Su premisa es despojarnos de prejuicios y adentrarnos en la oscuridad más absoluta bajo tres premisas. La primera es demostrar lo absurdo de nuestras intolerancias, la siguiente es sentir en primera persona la rutina de los invidentes y, por último, fomentar la comunicación entre desconocidos. La experiencia comienza con una agradable charla en la terraza del local. Después, una visita a las taquillas del restaurante para abandonar cualquier contacto con el exterior en forma de móvil o reloj. Antes de perder el don de la visión conocerás a tu ángel en las tinieblas. No tardarás en percibir el enorme talento y la fortaleza que esconden los invidentes.
Unas palabras con tu guía en la oscuridad servirán para percatarte de lo afortunados que somos. En fila india apoyando el brazo sobre la persona que va delante tuyo penetras en un mundo sin luz que fascina. Sentado en frente de tu acompañante pero rodeado de desconocidos sorprende la falta de perspectiva y el despegue de la imaginación. Aunque, lo que parece increíble es que la lengua se suelta y pregunta inquieta a quien le rodea sin importarle condición social, raza o sexo. Todos hermanados en la oscuridad surgen risas y confidencias de una manera inimaginable. Nuestros ángeles en la oscuridad nos acercan con precisión milimétrica los platos y el vino. Todo es un desafío a los sentidos. Las pupilas multiplican su labor y se concentran al máximo para descubrir el contenido del plato y la Denominación de Origen del vino.
Los juegos en las texturas y los sabores del menú son como un parque de atracciones culinario con el amparo de la oscuridad. No existen salsas, por lo que es indispensable tocar e imaginar antes de degustar. El juego fomenta el compañerismo en la mesa y tras el postre la camaradería se palpa en las oscuras paredes de este recinto. Antes de regresar a la luz nos impresiona una vez más la habilidad de los camareros invidentes de Dans Le Noir?, nuestros ojos. La experiencia finaliza con el descubrimiento del menú, cuyo sabor me fascinó. Es un momento para reír y comprobar el poder de nuestro sentido del gusto. También, es el instante de aplaudir a nuestra entregada camarera. Es curioso, parece que tras vivir dos horas en tinieblas la luz parece que difumina las cosas que realmente importan. Por algo en Dans Le Noir? afirman que “la oscuridad mata el prejuicio”.
// By David Arias