La Balmesina, responsable de una de las mejores pizzas de la ciudad, acaba de abrir un pequeño local de focaccias a los pies del mercado de la Barceloneta. Y a juzgar por la acogida inicial que han tenido sus deliciosos bocadillos italianos, se le augura una exitosa temporada. Es la tercera vez que Alessandro Zangrossi, Mattia Ciresola y el pizzaiolo Massimo Morbi demuestran la buena sintonía entre la ciudad y la masa de calidad. Si en el Gina y en la Balmesina original, se han acabado centrando en la masa Napoletana para sus pizzas, en las focaccias han escogido la pala romana. Una masa crujiente, de miga generosa y consistencia firme para contener el abundante relleno de cada bocadillo. Algunos de los best-sellers iniciales de la Focacceria incluyen la Mortazza (mortadela, burrata y pesto), la Porchetta (panceta asada casera, ensalada y encurtidos) o la Vitello Tonnato (de roast beef, rúcula y salsa tonnata), pero por la cara de felicidad de la clientela, cada uno sale con una focaccia favorita distinta.
A la fórmula ganadora se suma una cuidada selección de vinos naturales, mucha luz, un ambiente casual y agradable, y precios muy contenidos. Vamos, que Focacceria Balmesina tiene todos los números para convertirse en una de las esquinas más populares de toda la Barceloneta.
