Lo de tener amigas lejos del centro tiene sus ventajas, ya que te obliga a dejar la pereza de lado y moverte de vez en cuando hacia otros barrios. Eso hice, y cuánto me alegré, cuando llegué a una escondida calle del Poblenou y me encontré con La Pubilla del Taulat, una tasca con alma de las de toda la vida donde pasar un buen rato tomando unas tapitas. El buenrollismo que desprende el lugar me recuerda al mítico Xampanyet, pero con la diferencia de que aquí no llegan los turistas… todavía. Eso sí, está siempre abarrotado. Pero sus bravas, sus bombas y sobre todo sus croquetas de ceps merecen sin duda la espera. El truco es ir prontito y así aseguras el tiro. Además, cierran a las 23h, así que… ¡no queda otra! Los lugareños dicen que el vermut casero que sirven Miguel y Toni te quita todos los males, así que otro día tendremos que volver para probarlo. ¿Os animáis?