Es agradable ver cómo el barrio al que le tienes especial cariño va teniendo cada vez más vidilla, permitiendo a los vecinos no tener que coger el metro, dirección centro, para tomarse una buena tapa. El distrito de Nou Barris está que se sale, entre la genial propuesta Pinxo-Panxo, que pretende dinamizar el comercio de la zona, las nuevas aperturas de restaurantes, pastelerías, el centro municipal Can Basté que ofrece talleres de calidad (destaco el de fotografía) y cómo no, y a lo que voy: la reciente apertura de Lavermutería. Y precisamente, si algo nos hacía falta, era ese lugar con un toque auténtico donde poder relajarse después del trabajo. Ahora que llevamos ya un tiempo con el auge de lo vintage, nos habremos dado cuenta de que ese concepto se traslada también a la gastronomía. Y, claro, Lavermutería tiene todos esos ingredientes de lo antiguo que tanto nos gustan, pero con ese toque sofisticado, demandado hoy, aportado por la elegancia del local y el conocimiento de un buen sommelier que no sólo te sirve sino que te ofrece la mejor posibilidad para tu paladar. Es el caso de este local, que propone vermús y vinos variopintos (desde autóctonos priorats hasta gandesa, riojas e incluso a granel). También tapas y montaditos como la focaccia con brie, nueces y reducción de módena, la tapa de tortilla de toda la vida (cuando hay hambre no hay mejor manjar), quesos curados y semicurados, además de una gran oferta de conservas y encurtidos, que no podían faltar. Por fin tenemos ese lugar, de ayer, donde volver al origen, pero cuidando el detalle de hoy.