Siempre que voy al Le Standard me sorprende que no esté lleno. Gracia es un barrio caracterizado por la paradoja de ser muy difícil encontrar un sitio donde sentarte a tomar algo pese a tener más bares que ninguna otra zona de la ciudad. Incluso bares infames -que los hay- acostumbran a estar llenos a rebosar. Entonces, ¿por qué un bar tan encantador como el Le Standard, que tiene además precios razonables para ser de Gracia, nunca está a petar? Quizás sea por su ubicación (está en el discreto carrer Topazi) y por aquello de que tendemos a amontonarnos todos en los mismos antros de las plazas de turno, no sé, pero lo cierto es que no me parece mal conservar el Le Standard como un lugar casi secreto, que nunca está lleno pero nunca está muerto, en el que puedes sentarte en uno de sus cómodos sofás y disfrutar, por ejemplo, de un carajillo de Magno mientras escuchas buena música y charlas con sus simpáticas camareras. Todo un oasis de encanto y tranquilidad en el a veces agobiante barrio de Gracia.