No soy muy fan de los platos excesivamente creativos. A mi me gusta comer. Nunca está de más deleitarse con un plato estilo Pinterest, pero lo importante es lo que engullo. Puede sonar primario, pero para qué os voy a engañar. Así que cuando me encontré con croquetas cuadradas, una tarrina de foie que era de todo menos una tarrina (tenía hasta palomitas…) y una mini hamburguesa del tamaño de una canica pensé: oh boy… Pero mis expectativas eran erróneas. Todo en Llamber es delicioso. Las croquetas crujientes pero extremadamente cremosas en su interior, y qué decir de la mezcla explosiva del foie con helado de maíz. Sin palabras. A todo esto súmale una filosofía basada en la gastronomía sostenible a precios sostenidos – sus productos provienen directamente de los productores locales o nacionales (sí, este aspecto siempre me gana)- , un staff de lo más profesional y atento y un local modernillo en el Born, que siempre suma. Felicidades Born, acabas de ganar otra joyita.
