Olímpic Bar

Hará unos años, Joaquín Costa no tenía farolas ni ese asfalto ni esas aceras. No estaba el Betty, y eso que lleva tiempo, ni la tienda de jabones ni la de muebles vintage ni la de gafas de sol. Por ese entonces, sí encontrábamos el badulake de la esquina con sus frutos secos buenísimos, la fuente para llenar garrafas, el bar auténtico donde muere la calle (con esos zumos de aguacates sabrosísimos) o el Olímpic. Ahora, que está más que afianzado el Betty, la tienda de jabones, la de muebles vintage o la de gafas de sol (que fue de las primeras en apostar por el final de la calle), el Olímpic se remasteriza. Mantiene la esencia, conserva su buena energía y deviene ese lugar verde claro donde parar a tomar una cerve, un mojito, un ron cola o con cualquier otra excusa para disfrutar del Raval de antes, de ahora y de mañana. Y todo con un team fabuloso. ¡Enhorabuena por esa transformación, equipo!