El Òsties Pedrín llega para confirmar que las callecitas alrededor de la Boquería se están poniendo gastronómicamente muy interesantes. Lo que antes era una zona exclusiva para guiris, se va transformando con opciones que vale la pena probar. Partiendo del buen producto que ofrece el mercado, el Pedrín propone tapas y platos de toda la vida con un giro interesante. Lánzate sin miedo a por las bravas (con un toque de chorizo), la rusa de la Boquería, las anchoas desaladas a mano, o la bomba de la Barceloneta (el Òsties Pedrín es el hermano menor del Òstia de la Barceloneta). El pescado del día y los arroces se preparan al horno de brasa, que les deja un toque ahumado que les va de maravilla. En la carta hay platos tan de toda la vida como un fricandó, rabo de buey, cap i pota, o los pies de cerdo. Una declaración de intenciones de que el Pedrín quiere atacar a la clientela de Barcelona y dejar de lado al turista despistado de Las Ramblas. La decoración conserva elementos antiguos de los anteriores propietarios (la Fonda La Palmera), con partes nuevas y originales, y esto hace que tanto puedas ir a comer con la familia el fin de semana, como cenar con amigos o en pareja por la noche. Aunque sea nuevo, y como es lógico haya cosas a ajustar, los camareros están predispuestos y son amables a la hora de hacerte sentir a gusto. La difícil tarea de encontrar un buen sitio de tapas en el centro se pone un poquito más a tiro con el nuevo Òsties Pedrín.