En cualquier época del año, pero sobre todo en verano, buscamos nuevos rincones en la ciudad que se alejen del bullicio. Lugares en los que poder charlar en calma, cenar con la mejor compañía y, si es posible, maridar los platos con una buena carta de vinos.
Ubicado en el barrio de Les Corts, recientemente visitamos el restaurante Popeye, un encantador local donde todo encaja a la perfección: la iluminación, el decorado sencillo pero elegante, los platos y la bebida. Su carta es concisa y completa, pero si tienes dudas te recomendamos que te dejes guiar por sus sugerencias.
Popeye basa su oferta gastronómica en productos frescos y de primera calidad, y eso es algo que se nota en cada detalle. Nosotros comenzamos degustando su torre de patatas de patatas bravas con alioli de chistorra, un verdadero monumento visual con el que se te hará la boca agua. Sus croquetas de ternera al bourbon es otro must de los entrantes: crujientes por fuera y jugosas por dentro. Para refrescar el paladar, nada mejor que continuar con su burrata fresca de búfala, o con su escalivada de berenjena con queso de cabra y olivas Kalamata. Su canelón de carne rustida es también una opción ineludible. Y ya entrando de lleno a sus platos principales, nos encontramos con una excelente corvina al horno con verduras a la brasa, o con algo aún más potente: su entrecot de ternera a la brasa con pimientos y patatas fritas caseras, una joya para disfrutar con cada bocado y dejar que se funda sin prisas en la lengua.
En su carta acogen los mejores vinos y cavas de cada tierra, así que déjate sorprender con el maridaje. Y tanto si eres del team golosos como si no, hazte un favor y consiente el hueco para el postre: el coulant de chocolate con helado de vainilla, o el mousse de maracuyá con mascarpone y crumble te harán ojitos desde la carta. Date un capricho y pruébalos, merecen totalmente la pena.
Las noches en Popeye se desean infinitas. Es tan agradable su espacio y el trato recibido que dan ganas de quedarse allí para siempre. Pero si vas una vez te aseguramos algo: y es que repetirás. Haz hueco en la agenda y prueba esta pequeña joya de Les Corts. El disfrute está más que asegurado.