Sal Mar

Lo de las paellas es como los equipos de fútbol, todos tenemos nuestra favorita. No importa el punto de cocción del arroz, la ternura de la sepia o la superficie que abarca el socarrat, cada uno de nosotros se siente emocionalmente apegado a un restaurante distinto por su paella. A veces, una buena vista al mar o estar encima de la arena suma tanto que hacen de tu comida algo memorable. Con una ubicación casi inmejorable sobre la playa, Sal Mar lleva años teletransportando comensales a esa Barceloneta pre-olímpica en la que se comía con los píes en la arena.

Sal Mar es uno de esos sitios de arroces que pone de acuerdo a todo el mundo, con un repertorio mixto de clásicos marineros y platos con un giro moderno. La carta combina algunos entrantes internacionales como la tempura vietnamita de langostinos o el futomaki crujiente de pollo, pero no descuida clásicos tan nuestros como el jamón de Guijuelo cortado a mano o unas buenas croquetas. Si vienes con hambre, no te saltes el carpaccio de atún rojo o la pasta con frutti di mare. Con los arroces sigue la misma estrategia. Tanto tienes un Señoret de toda la vida, como te puede sorprender con un arroz mar y montaña de pulpo, butifarra y tirabeques. Sería ideal poder escapar a Llançà, Tamariu o Begur en cualquier momento, pero las exigencias diarias hacen que evadirse en el Sal Mar sea toda una experiencia mediterránea en plena Barceloneta.