Hace solo una semana de la reapertura de Shoronpo, uno de los japoneses más queridos de Gràcia, y este sábado ya estaba a reventar con una clientela nostálgica por sus dumplings hechos a mano y sus cuencos de ramen casero. Keita Tanaka llevaba desde enero buscando un nuevo local y el destino lo ha llevado a 300 metros de su ubicación original. Un espacio con cocina abierta rodeada de barra (muy a la japonesa), ni muy grande ni demasiado pequeño que Keita afirma “encaja a la perfección con lo que tengo ganas de ofrecer ahora”.
La carta del nuevo Shoronpo arrastra todo lo aprendido en su primera etapa, pero sin defraudar a sus viejos clientes: tapas japonesas, empanadillas y algunos de los ramen más buenos de la ciudad. El rey son los shoronpo que Keita se encarga de preparar uno a uno, con maestría y rigor Japonés. Pequeñas empanadillas al estilo de los Xiao Long Bao chinos, que contienen caldo y carne de cerdo, se preparan al vapor y se comen sorbiendo con cuchara. Hay shoronpos de diferentes sabores (atención a la trufada) pero el clásico de cerdo y verduras vence a todos. En nuestro retorno empezamos con el karaage crijientísimo (pollo frito japonés con mayonesa picante), unas gyozas y ensalada de aguacate servida con tacos de alga nori. Un par de cervezas Asahis bien frías después nos llegaron una decena de shoronpos clásicos y trufados. Cerramos el festival con un bol de tantanmen ramen versión verano: templado, sin caldo, profundo de sabor y generoso con los ingredientes. En breve volveremos a por sus ramen calientes. Keita ahora ofrece una carta con cócteles, y prepara sorpresas con una selección de sakes.
El Shoronpo original siempre había saltado de boca a oreja entre cocineros, aficionados a la comida japonesa y gente de buen comer. Sé de los primeros en hacer correr la voz de la versión 2.0 de este enorme restaurante japonés.