Tenemos la prueba de que Teòric ha sido una de las mejores aperturas gastronómicas de finales de 2016: no ha estado cerrado ni un mes y ya lo hemos echado de menos. ¿Por qué? Su carta marcadamente de temporada hace que quieras repetir una y otra vez para probar todos sus platos y novedades, mientras que su ambiente relajado (es una taberna al fin y al cabo) hace que te sientas como en casa. Otro de sus puntos fuertes es que no tengas que elegir entre mar y montaña, o entre cocina tradicional y creativa, porque en Teòric saben cómo mezclar ingredientes, recetas y técnicas a la perfección. Las croquetas mar y montaña o las albóndigas con sepia son unos de los mejores ejemplos, aunque sus bravas tampoco tienen desperdicio.
Pero no todo es comida. En Teòric no sólo se presta atención a los platos, por lo que Oriol Casals y Teo Rubio, sus fundadores, han escogido una ubicación con historia. El local donde ahora se encuentra el restaurante ha sido, entre otras cosas, una bodega, así que ríndele homenaje pidiendo un buen vino. ¿Y de postre? Su interpretación de la Tatin te hará acabar la cena con un buen sabor de boca que la cuenta no amargará: gastronomía de proximidad a precios muy razonables.
//fotos de Anika Stieling