3.25€ la copa de vino blanco o 3.95€ por unas bravas son precios más parecidos a los de una bodega de barrio que a los del bar de un hotel de lujo. El Mercerino Vermut es así, un pequeño oasis de tapas y vinos, donde se respira la autenticidad de una bodega de toda la vida con un toque moderno y de lujo. Las gildas, las papas arrugás y la ensaladilla rusa son un must. Y en la carta de vinos se deja ver todo el savoir-faire del hotel, con el que comparte su espectacular bodega. Si entre tapa y tapa decides explorar y colarte en el hotel, puede que descubras un spin-off de una conocida coctelería de la ciudad, una terraza que pronto va a dar qué hablar o un speakeasy escondido dentro de una torre de vigía de la muralla romana. El Mercerino abre sus puertas pensando más en la gente de Barcelona que en los huéspedes del hotel, así que aprovéchate y pasa a descubrirlo antes que te lo recomiende media ciudad.